Hemos visto con asombro como se ha deteriorado la calidad de vida de los habitantes de nuestra nación, perdida entre los entresijos de la nula voluntad de un gobierno que ya lleva 18 años rigiendo los destinos de nuestra gente y nuestros recursos, que se empeña en mantenerse ciego, sordo, mas no mudo, exhibiendo un verbo bélico, plagado de mentiras, incoherencias, falsas promesas y amenazas ante todo lo que puedan representar actitudes críticas a tan desastrosa gestión.
El balance de éste año 2016, ha sido escandalosamente negativo: Escasez, inflación, inseguridad, deterioro de los servicios públicos, corrupción galopante, caos y desesperación que nos mantienen sumidos en una situación de la cual los venezolanos solo pensamos en soluciones oportunas y constitucionales.
Vamos a salir de un año en donde la radicalización del modelo socialista, así como lo llaman desde el partido de gobierno, se profundizo de manera acelerada, desconociendo la institucionalidad y la autonomía de la Asamblea Nacional, un poder legal y legítimo, electo por abrumadora mayoría del pueblo, que ha sido bloqueado por el resto de los poderes previsto en la constitución.
En el 2016, se acentuó la persecución en contra de quienes se oponen y critican tanto desastre y donde un estado construido a la medida de unos pocos, utilizado como instrumento ciego para acallar cualquier tipo de disidencia, y llevarlos a prisión.
Por primera vez en muchos años, los venezolanos al momento de darnos el abrazo de fin de año, en vez de estar llenos de buenos propósitos, metas y proyectos para el año por recibir, tendremos entre pecho y espalda la angustia e incertidumbre ante lo que está por venir, teniendo como antecedente, entre otros desmanes la absurda paradoja del “billete de cien” que nos ha llevado a un fin de año, a unos con estados de depresión, impotencia; y a otros, empobrecidos y con una enorme pelazón en nuestros bolsillos.
Pero ante tanto atisbo de desesperanza, los venezolanos debemos sentirnos cada día más fuertes, cada día con más ganas de luchar por nuestros sueños de bienestar y de prosperidad propia y colectiva; convencidos de que la unión de nuestra voluntad de cambio, el trabajo y la fe en Dios y en nosotros mismos, nos llevará a superar ésta pesadilla por el camino correcto y nos guiara en pos de esa Venezuela que todos queremos tener, de paz, de justicia, de inclusión y de derecho como reza en nuestra Constitución, donde todos tengamos garantizados nuestros derechos fundamentales, donde haya comida, medicamentos, seguridad, y por sobre todas las cosas, ciudadanos felices, prósperos llenos de esperanza y un País lleno de niños sanos, con oportunidades para la nueva Venezuela.
Recibamos el nuevo año con la llama de la esperanza siempre viva en nuestros corazones, hagamos de las dificultades vividas el mejor aprendizaje de lo que no queremos seguir padeciendo y con la firme convicción de que la unidad perfecta y absoluta es el único camino posible para sortear con determinación y éxito todos los obstáculos que se nos planteen y comenzar una nueva era de reencuentro, reconciliación, paz y bienestar para todos los habitantes de nuestra amada Venezuela.
Adiós 2016. Con Dios siempre se gana..!
@freddyspaz