El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó el martes con imponer un “gran impuesto fronterizo” a la automotriz General Motors por fabricar su modelo Chevy Cruze en México, una decisión que el fabricante ha defendido como parte de su estrategia global y no de ventas en Estados Unidos, reseñó Reuters.
Los comentarios de Trump son su más reciente reprimenda a una empresa por empleos, importaciones y costos, en una inusual muestra de intervención en asuntos corporativos de un presidente estadounidense, a sólo días de que asuma el 20 de enero.
“General Motors está enviando su modelo Chevy Cruze fabricado en México a los concesionarios de Estados Unidos libre de impuestos en la frontera. ¡Hágalo en EEUU o pague un gran impuesto fronterizo!”, publicó Trump en un mensaje en Twitter.
Trump no entregó detalles, pero previamente había anunciado que castigaría a las empresas que movieran producción desde Estados Unidos a otros países con un impuesto de un 35 por ciento a sus exportaciones al país.
El tuit de Trump se conoció apenas unas horas antes de que el rival de GM, Ford Motor Co anunciara la cancelación de una inversión de 1,600 millones de dólares en México y un presupuesto de 700 millones de dólares para una planta en Michigan, en Estados Unidos, tras las críticas de Trump a sus planes.
General Motors respondió en un comunicado que fabrica el modelo Cruze sedán en Lordstown, en Ohio, y que todos los vehículos de ese modelo que se venden en Estados Unidos proceden de esa planta, excepto por 4,500 más pequeños.
Las acciones de GM subían un 1 por ciento a 35.19 dólares, tras haber caído un 1 por ciento luego del mensaje de Trump.
GM había anunciado que ensamblaría su nueva generación de Chevrolet Cruze compactos en México, para expandirse a países latinoamericanos y aprovechar los bajos costos y los acuerdos comerciales.
La compañía dijo en 2015 que destinaría 350 millones de dólares para fabricar el Cruze en Coahuila como parte de una inversión de 5,000 millones de dólares en plantas mexicanas, anunciada en 2014 y que crearía 5,600 empleos.
El cambio es parte de una tendencia más amplia entre las “tres grandes” automotrices de Detroit para producir automóviles más pequeños para el mercado norteamericano en México, en un intento por bajar los costos laborales, y usar a trabajadores estadounidenses para fabricar camiones, vehículos utilitarios y modelos de lujo, que son más rentables.