Piense en la última vez que estuvo muy ocupado, tal vez el trabajo era más estresante de lo habitual, su hijo estaba enfermo o el coche estaba en el taller. ¿Empezaron las cosas a irle mal? ¿Tal vez no pagó una cuenta o dos en el momento adecuado, o abrió la nevera y se sorprendió al descubrir que estaba vacía?
Por Universia Knowledge@Wharton
Según Heather Schofield, economista de la Universidad de Pennsylvania, esta experiencia es un ejemplo perfecto de lo que ella y sus colegas investigadores llaman “ancho de banda”, o la capacidad de tener las habilidades mentales para realizar las funciones básicas detrás del comportamiento y la toma de decisiones más complejas. Cuando se requiere más ancho de banda, sobra poco para utilizar en otros razonamientos o decisiones, lo que tiene como resultado hacer algunas elecciones potencialmente indeseables (retraso en el pago de la Visa, por ejemplo, o ir a un sitio de comida rápida, cuando lo que el individuo pretendía era pasar por el supermercado).
En una investigación reciente “La vida psicológica de los pobres” (The Psychological Lives of the Poor), Schofield, profesora del departamento de Ética médica y Políticas públicas de la Escuela de Medicina de Perelman de la Universidad de Pensilvania, y profesora de Operaciones, Información y Decisiones de Wharton, y sus coautores ?los economistas Frank Schilbach, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, y Sendhil Mullainathan, de la Universidad de Harvard? examinaron las investigaciones sobre el ancho de banda y cómo puede afectar a la psicología detrás de la pobreza. En concreto, dice Schofield, estos estudios dicen que la pobreza puede reducir el ancho de banda cognitivo hasta el punto en que la capacidad de una persona para tomar las mejores decisiones se ve seriamente perjudicada.
En otras palabras, dice Schofield, los que viven en la pobreza pueden no tomar buenas decisiones porque, de alguna manera, esta persona es diferente de otra que se encuentra en mejores condiciones financieras. Tal vez le falte sólo el ancho de banda necesario para tomar buenas decisiones.
“A menudo hay estereotipos de personas que toman malas decisiones. Estamos tratando de entender lo que conduce a ellas. ¿Será la persona o las circunstancias?”, se preguntó Schofield. “Tal vez no les falte nada de la capacidad básica necesaria, sin embargo, están sometidos a una mayor demanda de ancho de banda, debido a la pobreza del individuo. Carecen de un alcance mayor que les permita tomar buenas decisiones”.
Modelo de sistema dual
Según la investigación, el cerebro funciona de acuerdo con un sistema dual: el sistema 1 es la parte intuitiva, automática y no requiere ningún esfuerzo, tiende a tener prejuicios y errores; el sistema 2 puede producir resultados precisos e imparciales, pero es más lento, requiere esfuerzo y es fruto de la reflexión. Un mayor ancho de banda hace que sea menos probable que una persona utilice los procesos de su sistema mental 2 a la hora de tomar decisiones, dejando a cargo del sistema 1, más constante, la tarea pesada.
Los dos sistemas se componen de “recursos limitados, cuya sobrecarga produce efectos secundarios negativos sobre otros aspectos de la función cognitiva”, según la investigación. Entre estos efectos se encuentran los que afectan a la toma de decisiones, la productividad y la utilidad.
Además, los efectos pueden variar dependiendo de los aspectos de la anchura de banda que se ven afectados. “Su atención puede ser fuerte, pero su capacidad de raciocinio, débil. No hay una combinación perfecta de uno a uno”, dice Schofield. “Queda mucho por hacer del lado de la medición con respecto a cómo cambian los factores y el grado de correlación positiva”.
Cuando se consideran los factores asociados con la pobreza ?la alimentación, el alcohol y los problemas financieros?, se puede medir la reducción de ancho de banda, señala la investigación.
Por ejemplo, la investigación anterior de Schofield encontró evidencias en un experimento con los conductores de calesas en la India, con índices de masa corporal baja, que realizaban una serie de tareas. En una de ellas, los entrevistados buscaban en una cuadrícula un conjunto específico de símbolos; la tarea requería fuerza mental, lo que se tornaba en una medida natural de los efectos de la mala nutrición en el ancho de banda.
Los conductores de calesas escogidos al azar para ingerir un mayor volumen de calorías tuvieron una mejora casi inmediata del 12% en el desempeño de sus funciones, una ganancia que se mantuvo hasta el final del experimento, según la investigación.
Otros datos muestran efectos similares con la manipulación de ingesta de alcohol y problemas financieros, esto último se refiere a cosas como tener poca cantidad de dinero para comprar cosas, pero también al mayor gasto de ancho de banda en la administración de este dinero, según la investigación.
“Incluso cuando los pobres no están tomando decisiones de manera efectiva, estos problemas pueden distraerlos. Pensar en dinero, preocuparse por ello, en realidad puede sobrecargar el ancho de banda”, según el estudio.
Schofield dice que otros factores asociados con la pobreza, tales como la contaminación del aire, la privación del sueño y el dolor crónico también deberían estudiarse para determinar la profundidad de la relación entre la pobreza y el ancho de banda, y cómo los dos pueden influirse mutuamente.
“Creo que hay una fuerte posibilidad de algún tipo de circuito de retroalimentación”, dice ella. “Si la persona es pobre y su capacidad de ancho de banda está sobrecargada, eso significa que tiene menos dinero para hacer frente a los factores medioambientales responsables de esas decisiones. Existe la posibilidad de un círculo vicioso”.
El trabajo de Schofield forma parte de un estudio en profundidad del mundo psicológico de los pobres, desde la recogida de datos financieros fiables sobre la pobreza, los estudios económicos de comportamiento más profundos hasta el intento de determinar los factores que impulsan estos resultados. Un análisis posterior de este estudio y un examen más detenido del ancho de banda pueden conducir a una mejor comprensión de la pobreza y el aislamiento de los supuestos mal formados a partir de conclusiones respaldadas por datos sólidos, dice Schofield.
“Es cierto que hay un cierto interés y algunos avances en lo que respecta a la reflexión sobre aquellos aspectos de la pobreza y la manera de influir en las decisiones finales que son importantes para nosotros”, dice ella. “Hay mucho que pensar tanto desde el ángulo de la política como de la perspectiva académica”.