Esa es la insólita fisonomía de un país que recibió enormes cantidades de recursos por concepto de la renta petrolera y que no aprovechó para consolidar bienestar social, pero también es la imagen decadente de una supuesta revolución que nos conduciría por los senderos del desarrollo y el crecimiento económico. Han sido, el gobierno de Chávez y Maduro, una eterna superchería para convencer a la sociedad venezolana de los atributos de un modelo político y económico que está signado desde sus inicios al fracaso, como ya resulta mas que patente.
Maduro ciego
En las dramáticas circunstancias actuales, Venezuela requiere de cambios, profundos y radicales; amenazados de una inflación que se tragará sin compasión los ingresos de todos se requería tomar medidas económicas distintas a las aplicadas hasta hoy, entre ellas, la de ir sustituyendo el control cambiario convertido en el negocio enriquecedor de las arcas de unos pocos vinculados al régimen.
Pero no, Maduro seguirá en la engañifa de lo que se necesita es profundizar cada vez más es el proyecto político perverso inaugurado por Chávez. Su aparición reciente es la más pura demostración que dirigen al país hacia el mayor de los desastres. No habló sobre políticas sino que, cual mago con chistera de por medio, comenzó a enumerar los enroques de ministros, diputados y gobernadores. Los mismos responsables de la profunda crisis se rotan en la administración pública sin presentar un solo logro que pueda ser reconocido. Así, Jaua se conoce cada ministerio, lo mismo Izturiz etc. Claro, nuevos militares que seguramente correrán la misma suerte de Padrino López quien fracasó en la batalla por el abastecimiento.
La evaluación de lo que va del gobierno de Maduro se resume muy fácil, en una palabra: fracaso.
Ahora Borges
Un simple e insípido maquillaje de gabinete, pero sí hubo cambios en la Asamblea Nacional. Julio Borges fue electo nuevo presidente y tiene una gran responsabilidad en estos difíciles tiempos que intranquilizan a la sociedad venezolana.
La sociedad democrática que eligió esta AN espera que ella cumpla y que la dejen cumplir con las funciones constitucionales, de allí que la nueva directiva en el ejercicio autónomo de funciones debe buscar y promover el restablecimiento de las respetuosas relaciones entre los poderes, tal como lo establece la Constitución. Nada distinto a eso.
Este es un año en el que se debe procurar establecer la democracia que norma la Constitución y, como bien lo señalara Borges, la AN debe servir, como cuerpo representativo de los venezolanos, para que las elecciones regionales suspendidas en clara violación de la Constitución se realicen en el primer semestre de este año. La democracia se fortalece cuando los poderes se someten a la voluntad de los electores y cualquier omisión de esa naturaleza va contra ella misma.
El país necesita ayuda, seguramente mucha, pero en el país y fuera de él existen suficientes venezolanos capaces de formular las políticas de diversa naturaleza para enrumbar al país hacia una democracia estable, con fuertes instituciones y una economía saludable. La AN debe y puede convertirse en uno de los escenarios que auspicien el encuentro de distintas voluntades que valoran como indispensable la unidad democrática y que culmine, en su momento, en un gobierno de unidad nacional.
@LeoMoralesP