La bacteria Helicobacter Pylori infecta alrededor del 80% de los venezolanos adultos, informó el gastroenterólogo José Di Giorgio.
Nota de prensa
“En los países donde no existe un saneamiento público básico adecuado se presenta con más frecuencia en la población, como es el caso de Venezuela”, señaló Di Giorgio.
El gastroenterólogo venezolano informó que “los pacientes suelen infectarse en las primeras dos décadas de la vida, solo que los síntomas son leves, pero empeoran con el tiempo. El Helicobacter Pylori se relaciona directamente con la condiciones de sanidad y el tratamiento del agua, disposición de desechos, etc”, resaltó el especialista.
Algunos de los síntomas que indican la presencia de la bacteria son: dolor o incomodidad en la parte superior del abdomen, sensación de hinchazón, saciedad rápida del hambre, úlceras, náuseas, vómitos y heces oscuras.
La bacteria, explica Di Giorgio, produce un microambiente que le permite sobrevivir y que es responsable de los daños a la mucosa del estómago. “Afecta la capa más superficial de la pared gástrica interna, en ella, genera un microambiente que causa una serie de cambios en el funcionamiento normal de la secreción de ácidos en el estómago, lo que genera el daño”. Ese daño produce los síntomas y/o consecuencias, pero el especialista resaltó que muchos pacientes no son sintomáticos.
La vía de contagio es oral y ocurre en las primeras dos décadas del ser humano. El medicó indicó que la capacidad de la bacteria de hacer daño depende de su cepa. “Hay unas más virulentas, esas generan más daño”.
Los tratamientos son variables y pasan de la terapia triple hasta la secuencial, se utilizan diferentes fármacos y en diferentes esquemas de administración, por eso es importante acudir al especialista. Indicó que para determinar la existencia de la bacteria en el paciente se pueden realizar pruebas tanto invasivas como no invasivas. Las primeras se realizan durante una endoscopia y la segunda modalidad aplica para las pruebas de heces, aliento, etc.
Di Giorgio concluyó que la persona se puede reinfectar luego de ser curada o que la erradicación no haya sido efectiva. “Es muy posible que mejoren los síntomas, pero luego pueden volver a aparecer”. A pesar de que su erradicación se ubica en un 90% tras el tratamiento adecuado, en ocasiones se puede asociar a otras enfermedades severas como linfoma de estómago e incluso enfermedades fuera del tubo digestivo como la anemia.