Este viernes tendrá lugar la juramentación de Donald Trump como el Presidente número 45 de los Estados Unidos, en torno a su figura hay innumerables valoraciones, casi todas bien fundadas. Es un individuo que se caracteriza por la total ausencia de control cuando quiere expresar lo que siente o cree que está bien. Cada ser humano tiene derecho a conducirse públicamente como mejor le parezca; pero como lo dijo recientemente la actriz Meryl Streep, cuando una persona con tanto poder se expresa y actúa de esa forma, millones se sienten con el derecho a hacer lo mismo.
Los venezolanos sabemos de lo que habla Streep, conocemos muy bien el poder de la palabra amplificada millones de veces por micrófonos y pantallas. Gran parte del pueblo estadounidense tiene sobradas razones de sentir miedo ante la llegada de Trump a la Casa Blanca, él ha sido claro con cada una de sus acciones y palabras, irá contra todo lo que considere inconveniente a sus intereses y como de costumbre en este tipo de individuos, hará creer que son los intereses de toda la nación.
Extranjeros, musulmanes, miembros de la comunidad sexo diversa, periodistas, artistas, indocumentados, millones ven con preocupación el avance de una oleada de terror en contra de estos ciudadanos; las alarmas están activadas en todos los sentidos. Frente a esa amenaza hay un legado muy valioso, algo con lo que no cuentan los ultraconservadores y fanáticos seguidores de Trump, es el empoderamiento que tienen estos ciudadanos de sus derechos. Hoy en los Estado Unidos de América no hay vergüenza ni miedo en la inmensa mayoría de personas que tienen una religión diferente, ni en quienes son gais, lesbianas o trans, o los periodistas agudos e incomodos para el poder. Lo que si hay es una convicción muy profunda para defender esos derechos.
Hace unos pocos años las autoridades podían cometer abusos con la anuencia de las leyes o por expresa omisión de estas, pero hoy la historia es diferente. Hay quienes creen que, con toda esa acumulación de poder, Trump podrá hacer todo lo que le plazca. Con seguridad lo intentará, muy probablemente construirá el muro en la frontera sur y buscará acortar muchos de los logros alcanzados en beneficio de las minorías, pero sin duda encontrará un muro mucho más alto y más sólido, construido con millones de lágrimas, sufrimiento y sacrificio, pero también con valores y principios. El fundamentalismo encontrará a millones dispuestos a defenderse como nunca antes en la historia.
@diegoscharifker