El silencio del Gobierno no ha podido sepultar la difteria. Al contrario, la enfermedad, que resucitó en 2016, 24 años después de su erradicación de Venezuela y en el año 17 de la revolución, sepultó a 24 niños entre junio y octubre: 23 de ellos, en Bolívar, publica Correo del Caroní.
Ahora, enero trae otra noticia fatal: este miércoles, Eliannys Medina Vivas, de nueve años, se convirtió en la primera víctima de la enfermedad en 2017.
Murió a las 2:30 de la tarde en la sala de observación pediátrica del Hospital Dr. Raúl Leoni, de Guaiparo, San Félix. Proveniente de Pariaguán, estado Anzoátegui, primero estuvo recluida en el Hospital Uyapar.
Por parte de la dirección del centro asistencial, como ocurrió desde septiembre (cuando se conoció sobre los casos de difteria en Bolívar), la norma fue el hermetismo.
Los pediatras fueron quienes confirmaron que, además de Eliannys Medina Vivas, hay otros casos de difteria en la sala de cuidados intermedios, espacio habilitado exclusivamente para el tratamiento de estos casos.
Lo que quiso esconderse
La reaparición de la difteria en 2016 se destapó en septiembre, cuando pediatras y epidemiólogos del hospital de Guaiparo decidieron hablar: la enfermedad, hasta ese entonces, había matado a 17 niños.
El Ejecutivo sabía sobre la situación desde abril, pero optó por callar para no afectar su imagen. La misma orden la impartió, a través del Ministerio del Poder Popular para la Salud, a los médicos públicos del estado Bolívar.
Paralelamente, la Sociedad Venezolana de Salud Pública y la Red Defendamos la Epidemiología publicaron comunicados conjuntos en los que develaban las consecuencias del avance de la epidemia El último de ellos, en noviembre, detalló que para entonces había más de 200 casos entre Bolívar, Monagas, Sucre, Anzoátegui y Miranda.
En el punto álgido de la situación, en octubre, la Gobernación de Bolívar admitió que había 13 casos, de los cuales cinco eran mortales.
Como por obligación
El alerta de diciembre de 2016 de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud resaltaba que la difteria se reportó en tres países: República Dominicana, Haití y Venezuela.
Se hizo público, por cierto, más de 15 días después de que la Asociación Latinoamericana de Academias Nacionales de Medicina de España y Portugal (Alanam) criticara a ambas instituciones por su silencio ante la crisis de salud que se atenuó en Venezuela.
“Las academias pertenecientes a la Alanam hacen pública su voz de protesta ante la OMS, la (OPS) y demás entidades internacionales por su silencio e inexplicable falta de acción, a pesar de múltiples denuncias públicas de personas y entidades no gubernamentales sobre la crisis humanitaria” en Venezuela.
La crítica, se ha empecinado la realidad en demostrar, tenía asidero. La difteria lo demostró este miércoles al cobrar una nueva víctima. ¿Seguirá dando de qué hablar?