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Luego del escándalo de la exdiputada Iroshima Bravo al inaugurar hace un año un lujoso centro estético en Miami, Estados Unidos, la chavista decidió regresar a Venezuela. La polémica tuvo tanta repercusión y rechazo en la comunidad venezolana que vive en EE.UU. que Bravo primero intentó calmar cambiándole el nombre a su local y finalmente lo cerró, reseñó El Cooperante.
Venezolanos reprocharon que la dirigente chavista apareciera totalmente cambiada físicamente y con otro nombre a disfrutar de las “mieles” del “imperio” después de exaltar la “revolución bolivariana” por años.
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