El presidente de EE.UU., Donald Trump, remodeló algunos detalles decorativos del Despacho Oval una vez instalado en la Casa Blanca: puso sofás y cortinas doradas y repuso el busto del legendario primer ministro británico Winston Churchill retirado por su antecesor, Barack Obama.
Es algo habitual que los nuevos presidentes pongan a su gusto la decoración del Despacho Oval a su llegada a la Casa Blanca.
En este caso, Trump, un fanático del dorado tal y como lo reflejan sus propiedades repartidas por el mundo, eligió ese color para unas cortinas que fueron granate durante el segundo mandato de Obama, tras pasar los primeros cuatro años en beige.
El nuevo presidente también optó por unos sofás tapizados en dorado en sustitución de los beige que tenía Obama.
Finalmente, Trump también quiso darle un toque dorado a la nueva moqueta.
El busto de Churchill, por su parte, es una réplica del que el entonces primer ministro británico, Tony Blair, cedió al presidente George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington como símbolo de hermandad entre los pueblos del Reino Unido y Estados Unidos.
La Casa Blanca devolvió el busto a la Embajada del Reino Unido en Washington una vez finalizado el segundo mandato de Bush, aunque hizo una réplica que Obama, el nuevo inquilino del Despacho Oval en 2009, decidió retirar y poner en su lugar uno de Martin Luther King.
Ante las críticas recibidas, Obama argumentó entonces que tenía otro idéntico de Churchill de la época del expresidente estadounidense Lyndon B. Johnson (1963-1969) instalado en la Sala Treaty, en la parte residencial de la Casa Blanca, reseñó EFE
Fotos Reuters