En 1824 Gran Bretaña había reconocido el Río Esequibo como límite occidental de la Guayana Británica. Sin embargo, atraída por las riquezas auríferas de la región, ocupó poco a poco territorio venezolano, llegando a proponer como límite hacia 1870 la llamada Línea Schomburgk que llegaba hasta las cercanías de Upata.
Aquello provocó la ruptura de relaciones entre Venezuela y Gran Bretaña y condujo a un Laudo Arbitral que quedó constituido por dos árbitros norteamericanos, dos británicos y un ruso. A Venezuela no se le permitió nombrar a ninguno, aunque al menos contó con un abogado de Nueva York como representante jurídico de Venezuela ante el Tribunal Arbitral. Se llamaba Severo Mallet-Prevost.
El resultado de aquel arbitraje, que tuvo lugar el 3 de octubre de 1899, se conoció como el Laudo de París. A pesar de los avatares de la Revolución Restauradora Venezuela denunció de inmediato aquella decisión declarándola írrita. El Laudo no tomó en cuenta para nada los claros títulos que Venezuela poseía.
El Laudo fue el resultado de una componenda política. Así lo denunció en memorando póstumo Severo Mallet-Prevost, afirmando que aquella decisión fue “injusta para Venezuela y la despojó de un territorio muy extenso e importante sobre el cual Gran Bretaña no tenía, en mi opinión, la menor sombra de derecho”.
Cuando Gran Bretaña concede la independencia a Guyana, se firma el Acuerdo de Ginebra en 1966, en el cual las partes convienen en buscar una solución “amistosa” y “aceptable”. En 1970 las partes suscriben el Protocolo de Puerto España, en el cual se congelan las negociaciones por 12 años.
Venezuela considera el territorio al Oeste del Río Esequibo como una Zona en Reclamación y así lo reconoce la comunidad internacional. Jurídicamente la posición de Venezuela se fortalece al desconocer inversiones que se realicen en ese territorio, hasta tanto se resuelva la disputa.
En todo caso, a partir 1983, al expirar el Protocolo de Puerto España, Venezuela manifestó su intención de remitir la controversia al Secretario General de la ONU, lo cual Guyana aceptó.
Fidel interviene
En el año 2004 las cosas comenzaron a cambiar. Fidel Castro (que siempre se opuso a la reclamación venezolana) promovía la candidatura del ex presidente de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, a la Secretaria General de la OEA.
Pidió a Chávez apoyar esa candidatura, ofreciéndole que ponía a su disposición un número de votos decisivos que le permitirían controlar a la OEA, pero que se necesitarían los votos del CARICOM para garantizar el triunfo de Rodríguez.
El CARICOM tradicionalmente ha apoyado a Guyana frente a la reclamación territorial venezolana. Castro convenció a Chávez de bajar la guardia en ese tema a fin de inclinar el voto de esas naciones en favor de Miguel Ángel Rodríguez y después de José Miguel Insulza como Secretarios Generales de la organización.
¡Insólito! Para facilitar el plan, el presidente Chávez se trasladó a Georgetown -capital de Guyana- y desde allí anunció que Venezuela no se opondría más a las inversiones extranjeras en la zona en reclamación. Con ello, dañó profundamente los intereses de Venezuela y sus posibilidades de recuperar la Zona en Reclamación.
Desde entonces Guyana ha venido otorgando concesiones y procurando extender su mar territorial a 300 millas sin preocuparse de Venezuela. De salirse con la suya, Venezuela perdería 150 mil kilómetros cuadrados de ricas áreas marinas y submarinas.
Exxon Mobil y la Zona en Reclamación
Mientras tanto, el presidente Chávez, deseoso de desmontar la Apertura Petrolera implementada durante el gobierno anterior, hizo modificar la Ley de Hidrocarburos cambiando los términos de los contratos que se habían suscrito. Llamó a las empresas y les anunció que o bien aceptaban las nuevas condiciones o bien se tendrían que ir del país. Muchas aceptaron dados los altos precios del petróleo que imperaban en los mercados internacionales. Otras no aceptaron y acudieron a arbitrajes internacionales ante el CIADI del Banco Mundial, donde por cierto han vendido ganando una tras otra todas las demandas.
Una de las empresas que no aceptó fue Exxon Mobil, cuya reclamación contra Venezuela prosperó en el CIADI. Por otra parte, ante el anuncio de Chávez de que ya no objetaría inversiones extranjeras en la Zona en Reclamación, Exxon Mobil inició un extenso programa exploratorio en esas aguas, logrando ubicar enormes reservas petroleras en el mar. Tales descubrimientos fortalecen la posición de Guyana quien ahora cambió de posición y desea llevar el caso a un tribunal internacional -con el beneplácito del Secretario General de la ONU- donde Venezuela llevaría las de perder.
Para colmo de males, el presidente de los EEUU, Donald Trump, ha designado como Secretario de Estado y por tanto Jefe de la diplomacia de su país a Rex Tillerson hasta ahora presidente del gigante petrolero Exxon Mobil, a quien Chávez había echado de Venezuela.
¡Así, así, así es que se gobierna!
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@josetorohardy