El príncipe gay que causa polémica en Europa

El príncipe gay que causa polémica en Europa

Principegay

 

La mirada de Inocencio X es penetrante, fría e intransigente. Diego Velázquez lo hizo posar un caluroso día de agosto de 1650 en su sillón papal, adornado con galones y florones dorados. A pesar de sus 76 años, el papa aparece en la pintura con la fuerza distinguida que caracteriza su estirpe. Tres siglos y medio después, el príncipe Jonathan Doria Pamphilj puede observar el cuadro que el artista español hizo de su ancestro, pieza maestra de su inmensa colección de arte, con la certeza de haberse apartado del camino trazado por su linaje. Homosexual y defensor de los derechos de los gais, padre de dos niños concebidos con madre sustituta, Jonathan habría sido mandado a la hoguera por la Iglesia presidida por su beatísimo familiar.





Hoy de 52 años, es el mayor representante de la casa Doria Pamphilj-Landi, señor de cientos de propiedades en todo el globo y heredero de una de las colecciones de arte más impresionantes del mundo, que exhibe en su inmenso palacio romano. La leyenda cuenta que el primer miembro conocido de esa poderosa dinastía genovesa es el poeta romano Virgilio, aunque fuentes más documentadas señalan al cónsul romano Ansaldo d’Oria, quien vivió en el siglo XII. Otro de sus ilustres representantes es Andrea Doria, censor de Génova y almirante de Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Eso sin contar con Giovanni Battista Pamphilj, conocido como el papa Inocencio X desde 1644 hasta su muerte en 1655. El cuadro que Diego Velázquez le hizo en su segundo viaje a Italia es considerado como uno de los retratos más perfectos del mundo y como el mayor tesoro de la colección de 650 obras del príncipe Jonathan Doria Phamphilj. Se trata no solo de una creación insigne del maestro español, sino también de un testimonio de la severidad de un papa que libró una batalla intestina con el cardenal Mazarino, destruyó la ciudad de Castro, Italia, y apoyó la confederación católica irlandesa durante la guerra civil inglesa. Tan rígido era que, antes de aceptar que Velázquez lo pintara, le pidió entrenarse con su esclavo Juan de Pareja. Al ver el magnífico cuadro, hoy expuesto en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Inocencio X aceptó posar para el pintor barroco.

El resplandor de la familia no solo se debe a sus ilustres miembros. Los Doria Pamphilj tienen una fortuna de más de 1.000 millones de dólares y, entre otras propiedades, el Palazzo Doria Pamphilj, el más grande de Roma entre los privados. Ubicado en una de las arterias principales de la capital italiana, Via del Corso, el palazzo fue construido en el siglo XVI, pero solo en el siglo XVII pasó a ser propiedad de los Pamphilj con el matrimonio de Olimpia Aldobrandini, miembro de la familia propietaria del edificio, y Camillo Pamphilj, sobrino de Inocencio X. Se dice que la mansión representa al menos dos tercios del tamaño de la basílica de San Pedro y que tiene alrededor de 1.000 habitaciones. Hoy, una parte funciona como un museo donde, además de la obra de Diego Velázquez, se pueden admirar la Magdalena penitente y el San Juan Bautista de Caravaggio, Doble retrato de Rafael y Judith de Tiziano. Los muros de sus salas podrían contar cientos de historias, como las noches en las que el compositor alemán Georg Friedrich Händel tocaba para la familia en el piano nobile, el cuarto principal de la suntuosa residencia.

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