El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva velaba este sábado a su esposa y compañera de batallas, Marisa Leticia, en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos donde se conocieron hace cuatro décadas, acompañado de cientos de ciudadanos y la plana mayor de la izquierda brasileña.
AFP
El féretro de la ex primera dama llegó a Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial paulista, hacia las 9H00 locales (11H00 GMT) y fue colocado frente a una gran fotografía en blanco y negro de la expareja presidencial dándose un beso, sonriente.
Marisa Leticia Rocco falleció a los 66 años en el hospital Sirio Libanés de Sao Paulo después de haber sufrido un accidente cerebrovascular el 24 de enero.
Desde primera hora de la mañana, cientos de ciudadanos esperaban en fila en la que fue la cuna política de Lula da Silva (2003-2010), la mayoría de ellos con la camiseta roja del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) del exsindicalista, y carteles que decían “Lula Presidente”.
“Yo admiraba mucho a Marisa Leticia, una mujer que siempre luchó al lado de Lula. Tenía muchas ganas de venir a este último homenaje y acompañar a Lula”, dijo a la AFP Jeisa Mota, una peluquera de 27 años.
Cabizbajo y vestido de negro, el líder izquierdista iba recibiendo el pésame de sus colegas de partido, que no dudaron en denunciar el año de turbulencias y sobresaltos judiciales para el exmandatario, quien enfrenta cinco acusaciones ligadas al megaescándalo de corrupción en Petrobras, algunas de las cuales involucraban a su esposa.
“No es una exageración decir que mataron a Doña Marisa, ella fue víctima de una persecución gigantesca y no aguantó”, dijo a periodistas el senador del PT Lindbergh Farias.
Esa teoría de la persecución judicial para evitar que Lula se presente como candidato presidencial en 2018 fue esbozada también por la destituida expresidenta Dilma Rousseff, que regresó antes de lo previsto de un viaje a Europa para dar sus condolencias a Lula el viernes en el hospital.
Este sábado, varios miembros del PT respaldaron esa idea, como Gilberto Carvalho, exjefe de gabinete de Lula y exministro de Rousseff.
“Hace un año que Doña Marisa no tenía ninguna alegría, vivía bajo amenazas de prisión, de prisión de los hijos. Tengo convicción que su partida prematura está muy ligada a ese clima de odio”, dijo Carvalho.
El jueves en la noche, el presidente conservador Michel Temer, que sustituyó a Rousseff, y el expresidente y rival político durante años de Lula, Fernando Henrique Cardoso, fueron a darle el pésame al centro médico.
Está previsto que el cuerpo de la ex primera dama sea cremado al terminar el velorio a las 17H00 (19H00 GMT), en un acto reservado a la familia.