La delincuencia carga hasta con las pailas de la cocina. El paludismo invade la comunidad. El ambulatorio permanece cerrado por falta de médicos, insumos y medicinas. Y el techo de la escuela parece un “colador” por la cantidad de huecos que tiene. El Ner 320, que comprende 18 escuelas de la parroquia Orinoco y Zea, está convertido en una cooperativa familiar del equipo político del Psuv.
Nota de Prensa / Especial
El asentamiento campesino Querebero, parroquia Orinoco, está a merced del hampa, lleva un mes sin servicio eléctrico, y con un ambulatorio cerrado, no hay médicos, ni ambulancia y menos insumos y medicinas.
La población está a la buena de Dios. Elizabeth Magallanes, dirigente social de esta comunidad del municipio Heres, dibuja la dramática situación que padecen los habitantes de Querebero, donde las fallas en unos transformadores mantienen a oscura a buena parte del poblado.
“Desde hacen años aquí no se repone un bombillo del alumbrado público”, denuncia.
Querebero, está ubicado al noreste del municipio Heres en el estado Bolívar y es conocido por su actividad pesquera y agrícola, pero en los últimos meses sus pobladores se han convertido en víctimas de la delincuencia que se ha dedicado a robar en el río y en las viviendas para cargar con equipos de pesca, motores, parte de la pesca y cosecha, y hasta con las pailas de la cocina.
“Hemos visto como prolifera el vandalismo contra las siembras. Cuando las cosechas de frutas ya están casi listas se las llevan, y con lo que no pueden cargar lo rompen, destrozas y dañan”, dijo.
Magallanes asegura que existe un ensañamiento contra los pequeños productores agrícolas y pescadores de la zona, y advierte que muchos ni siquiera cuentan con financiamiento gubernamental. “Hay padres de familia que han quedado sin cosecha, después de haber realizado una difícil labor, invertido todo su dinero y hecho mucho sacrificio”, añadió.
Paludismo a granel
El ambulatorio no cuenta con médicos, ni ambulancia y menos con insumos y medicinas, por lo que permanece la mayor parte del tiempo cerrado.
La dirigente señala que la falta de médicos, y la carencia de ambulancia, ha permitido que los partos tengan que ser atendidos por las llamadas parteras en sus casas. En la comunidad se mantiene un brote de paludismo y dengue. “Aquí no llegan los controles de fumigación, porque en el Instituto Salud Pública no tienen vehículo ni insumos o no tienen viáticos para mandar epidemiólogos”, agregó.
Magallanes cree que la parroquia Orinoco, que comprende varios caseríos entre ellos Querebero, debería ser declarada en emergencia por la crítica situación de paludismo, y falta de medicamentos para su atención.
Asimismo, comentó que ante la carencia de atención médica en diciembre pasado un niño que consumió yuca amarga no pudo ser trasladado a Ciudad Bolívar, porque no hay ambulancia ni médicos, falleciendo el menor en la comunidad.
Escuela: Un colador
En cuanto a la escuela, señala, que no cuenta con las condiciones necesarias a pesar de ser una institución bolivariana. Los techos y baños están deteriorados. La cantidad de huecos en el techo lo convierten en un “colador”. El horario de clases se reduce a dos horas, porque los maestros deben trasladarse desde Ciudad Bolívar.
“No es posible que dos niños tengan que sentarse en una mesa silla, porque no hay pupitres”, aseveró.
Magallenes denunció que el Ner 320, que comprende 18 escuelas de la parroquia Orinoco y Zea, está convertido en una cooperativa familiar del equipo político del Psuv.
Para finalizar señaló que el caserío La Vigía tiene más de dos años sin agua, porque se robaron la bomba y el transformador en la planta; e igual ocurre con Agua Linda que llevan años sin el vital líquido.
La realidad de los caseríos y asentamientos en el estado Bolívar es dramática. Existe hambre, hay necesidad, sus pobladores llegan a consumir agua sin tratar, y hay todo tipo de enfermedades.