Wilson Castro: Los pobres desean un cambio de modelo

Wilson Castro: Los pobres desean un cambio de modelo

Foto: Prensa gente de Guayana
Foto: Prensa gente de Guayana

 

La falta de acciones gubernamentales eficientes que permitan mitigar los efectos del desabastecimiento y el alto costo de la vida afecta con más intensidad a los venezolanos que habitan en los sectores de menos recursos, aseguró el coordinador de Gente de Guayana, Wilson Castro, durante un recorrido por el sector José Tadeo Monagas, conocido como El Tubo, en la parroquia Chirica.

Nota de prensa

“Los barrios están preparados para un cambio radical en el modelo económico, político y social, porque entienden que el socialismo fue un fracaso y que para salir de la crisis todos debemos cambiar”.

Durante su interacción casa por casa con los residentes de la zona, Castro y la militancia de Gente de Guayana constataron las grandes deficiencias en los servicios públicos y el miedo que sienten los residentes por la inseguridad, todo esto producto de la falta de atención del ejecutivo regional y municipal.

Nueva mentalidad

Castro sostiene que la crisis venezolana generó un cambio en la mentalidad del ciudadano, que ya no quiere que le regalen nada y que solo pide generar las condiciones indicadas para progresar mediante el estudio y trabajo.

“La política de la regaladera y el asistencialismo selectivo para tratar de amarrar a la gente con programas como el Carnet de la Patria, seguirán fracasando frente a un pueblo que está decidido a cambiar y formar parte de la construcción de la nueva Venezuela, que estamos seguros de que pronto va a llegar”.

Indica que el 100 % de los guayaneses está dispuesto a pagar para tener servicios de aseo urbano, agua potable y electricidad de calidad.

Sana competencia

En las casas de los sectores populares como José Tadeo Monagas, venden bolsitas plásticas con algunos gramos de producto o alimentos por unidad, como huevos que son ofrecidos a 280 o 300 bolívares.

Castro explica que esto es producto de la destrucción del aparato productivo venezolano, que dejó sin empleo a muchas personas y los vecinos de los sectores más desasistidos convirtieron sus viviendas en locales o bodegas donde ofrecen productos o servicios, “que es lo único que se puede hacer para sobrevivir”.

Indica que los pequeños comerciantes de estos sectores hacen un “esfuerzo formidable para llevar los productos hasta estas zonas, y los venden con ganancias limitadas porque hay vecinos haciendo lo mismo”.

Apunta que esto es un ejemplo de como la sana competencia genera reducción de los precios.

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