Manifestantes se enfrentaron hoy en varias ciudades del estado brasileño de Espírito Santo, por sus diferentes posturas frente a la huelga que desde el sábado iniciaron los policías militares, cuya ausencia en las calles ha provocado un clima de violencia con 75 homicidios registrados en cuatro días.
EFE
Habitantes de Vitória, la capital regional; Guarapari, Cachoeiro e Itapemirim convocaron sendas marchas hasta las puertas de los cuarteles la Policía Militar para pedir el fin de la huelga y la vuelta de los agentes a sus actividades.
En Vitória, miembros del Ejército brasileño, que se encargan de la seguridad de la urbe desde la tarde del lunes, tuvieron que intervenir con el uso de gas pimienta para controlar la protesta y restablecer el tráfico ya que algunos manifestantes prendieron fuego a neumáticos y entraron en conflicto con otros a favor de la huelga.
Del otro lado, los familiares de los policías, quienes no se pueden manifestar por tener estatus militar, montaron bloqueos en las puertas de todos los cuarteles para impedirles salir y exigir así mejores condiciones de trabajo que incluyan un reajuste salarial al alza y más inversión por parte del Gobierno estatal.
Unas 200 personas participaron en la protesta en Vitória, según una de las organizaciones convocantes, quienes denunciaron los sucesivos asaltos, robos y crímenes ocurridos desde el pasado sábado, además de los 75 homicidios registrados, según datos del Sindicato de los Policías Civiles de Espírito Santo.
El número de homicidios en cuatro días supera en 1.525 % el registrado en todo enero.
En Guarapari, un grupo de personas, al parecer policías militares de paisano, según medios locales, se posicionaron entre sus familiares, que protestaban en la puerta del cuartel, y los habitantes de dicha localidad para evitar una confrontación física entre ambas partes.
Pese a la llegada de 1.200 miembros del Ejército y de la Fuerza Nacional de Seguridad, los episodios violentos en Espírito Santo, en el sureste de Brasil, vecino a Río de Janeiro, prosiguieron hoy, mientras que muchos de los comercios continúan cerrados por miedo a posibles saqueos.
La Federación de los Comerciantes de Espírito Santo calcula que las pérdidas provocadas por puertas cerradas y robos en los últimos cuatro días ascienden a 4,5 millones de reales (unos 1,5 millones de dólares).