El Papa Francisco llamó hoy un hombre en Argentina que fue abusado cuando era niño en su casa y en un colegio católico, un caso que salió recientemente a la luz pública y que suscitó que el sumo pontífice le expresara su apoyo.
EFE
“No lo asimilé todavía. Se me fueron las fuerzas de las piernas. Siento que la persona más importante que yo necesitaba que diera un mensaje me lo dijo hoy por teléfono. Creo que es el llamado más importante de mi vida”, dijo hoy a Efe Rufino Varela, que vive en la localidad bonaerense de San Isidro.
Varela, de 52 años, fue abusado sexualmente cuando tenía entre 11 y 16 años por un hombre que trabajaba como casero en su casa.
Sólo pudo confiar el calvario por el que atravesaba a un sacerdote de la escuela a la que asistía, el Colegio Newman, de San Isidro, un establecimiento educativo de la congregación religiosa Hermanos Cristianos y considerado por muchos de elite y conocido por alumnos que resultaron influyentes, como el presiente argentino, Mauricio Macri.
Varela le contó en confesión de los abusos al entonces capellán del colegio, un religioso pasionista que falleció en 1997, pero éste le llevó a su cuarto y allí lo sometió a maltratos y abusos.
Hoy al mediodía, cuando estaba dentro de su auto aparcado, sonó su móvil y alguien se identificó como el Papa Francisco.
“Antes que nada, quiero pedirle perdón en nombre de la Iglesia, me dijo. No me la olvido más la frase”, relató Varela, cuyo caso se hizo público recién a finales del año pasado, cuando un periódico publicó su historia luego de que Varela había intentado que el colegio hiciera un pedido público de disculpas.
Francisco le explicó que lo llamaba tras recibir una carta de Paula Aranoa, prima de Varela, donde le contaba el caso.
“Le conté mi historia, lo que me está pasando, le conté la soledad que yo sentía de los medios, de la Iglesia, le conté de la vulnerabilidad de la gente”, dijo Varela.
También le habló de que, al hacer pública su historia, se sacó una “mochila de encima” pero, al mismo tiempo, se encontró con “carretillas llenas de mochilas de otras personas”, víctimas como él, a las que desea ayudar con una “cruzada contra el maltrato y el abuso”.
“Él me dijo que estaba rezando por mi, que no bajara los brazos, que estaba en buen camino y que la idea es hacer algo mejor entre todos. Me dijo que no tenga temor y me envió una bendición”, contó.
Varela, con toda sinceridad, le expresó al Papa que le “costaba entender cómo el Vaticano no había hecho nada en contra de la congregación” de los Hermanos Cristianos, que, según aseguró, tiene en su haber unos 20.000 casos documentados de abusos en todo el mundo.
Para Varela este llamado abre una “esperanza”, no sólo para él, en lo personal, sino para todas las víctimas de abuso que necesitan ayuda.