La justicia de Colombia envió este viernes a la cárcel al gobernador de La Guajira, Wilmer González, el tercer mandatario consecutivo de ese empobrecido departamento del extremo norte del país en salir del cargo en medio de un proceso judicial.
AFP
Un magistrado del Tribunal Superior de Bogotá envió a prisión a González, quien había sido electo el pasado mes de noviembre, por la presunta comisión de delitos de “corrupción al sufragante, falsedad en documento privado y fraude procesal”, según dijeron a AFP fuentes cercanas al caso.
Hace unas tres semanas, la Fiscalía había informado en un comunicado que ante las “graves irregularidades” constatadas en el proceso de elección de González, se solicitaba la imputación del político en cuestión, así como de concejales y particulares de la región.
En el texto, el ente acusador mencionó un proceso de investigación previo a la elección de González, en el que se “lograron evidenciar maniobras concertadas que presumiblemente afectaron la transparencia de la jornada electoral”.
El último proceso electoral en La Guajira fue de carácter atípico, ya que debió ser organizado después de que la elección de la anterior gobernadora, Oneida Pinto, fuera declarada nula por la justicia debido a que se presentó como candidata a la gobernación menos de un año después de haber renunciado a su cargo como alcaldesa de la localidad guajira de Albania.
Pinto es además investigada por la Fiscalía por “presuntas irregularidades en el trámite, celebración y ejecución de un contrato que tenía como objetivo reducir la mortalidad infantil en el municipio de Albania (La Guajira), cuando ella se desempeñaba como alcaldesa”.
Pero antes de ella, el gobernador Francisco Gómez también salió del cargo tras ser apresado en 2013 en medio de una investigación por varios casos de homicidio. Hace un mes, Gómez fue condenado a 55 años de cárcel por tres asesinatos y aún están pendientes de resolución otros casos en su contra.
El departamento de La Guajira, fronterizo con Venezuela, ha sufrido -además de la inestabilidad política por la constante sucesión de gobernadores- una fuerte crisis alimentaria por la prolongada sequía que azotó a la región, que a su vez ha resultado en la muerte de decenas de niños por desnutrición.