Relegitimación, por Luis Eduardo Martínez

Relegitimación, por Luis Eduardo Martínez

Thumbnail luis-eduardo-martinez-190El artículo 67 de la Constitución Nacional reza “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de asociarse con fines políticos” mientras que el 27 de la Ley de Partidos Políticos, reuniones públicas y manifestaciones establece que se cancelará el registro de los partidos políticos “cuando hayan dejado de participar en las elecciones, en dos periodos constitucionales sucesivos”.

De tal manera que la existencia de los Partidos Políticos es constitucional y los causales de su desaparición establecidos en ley.

En una decisión correcta, los Partidos opositores venezolanos resolvieron concurrir unidos en los últimos procesos electorales y bajo la bandera de la Unidad postularon candidatos para enfrentar a un oficialismo abusador y ventajista. Nadie puede dudar que sin la Unidad los resultados de las parlamentarias del 2015 fueran otros como tampoco que en cuanto estudio de opinión se hace es la mención de la Unidad la que acapara las preferencias de quienes opinan por la oposición.





La participación con la tarjeta de la Unidad y con tal la no inclusión de cada partido político entre las opciones a elegir dio la oportunidad al oficialismo, que manda en el CNE, de convocar a la relegitimación de 62 partidos políticos. De ellos, 59 hicieron formal solicitud.

Si bien nadie discute la legalidad de la relegitimación son las trabas y lo complejo del proceso lo que se objeta, sin mucho éxito.

Pocas horas, pocas máquinas, pocos puntos de afiliación, son de las observaciones que más se hacen sin contar las referidas a las presiones y miedos que se siembran para que no acudan los simpatizantes de la oposición a manifestar su voluntad de apoyo a la organización de su preferencia.

Lo cierto es que el proceso se inició y ante tal sólo hay dos opciones: participar o no.

Respeto mucho al liderazgo de los partidos que no van a someterse a la difícil prueba de la relegitimación. Razones pueden sobrarle pero también es respetable la decisión de los que decidieron sortear esta barrera y esforzarse para mantener vivas legalmente a sus organizaciones.

Acción Democrática, partido en el cual milito con orgullo desde muy joven, va por la relegitimación. En nuestro caso la carga histórica es muy fuerte y sobre los hombros de quienes a todo nivel conducimos al Partido recae una gran responsabilidad. El legado de nuestros fundadores, el sacrificio de nuestros mártires, los logros y realizaciones del

Partido del Pueblo, no pueden ser borrados y el adequismo sembrado en cientos de miles no puede desaparecer. Bien lo recogió comunicado del CEN de AD en la clandestinidad, luego del golpe militar que derrocó a Gallegos y tras decreto de la Junta Militar que disolvió a los Partidos: “AD es un sentimiento popular y a los sentimientos no los disuelve nadie”.

Recorremos ahora barrios y caseríos por la existencia de AD, con el mismo entusiasmo y la misma fe que animaron a Ruiz Pineda y a Carnevalli, a Luis Alfaro y a Domingo Turmero –en Monagas- porque como ellos creemos posible el sueño de una Venezuela distinta.