Fósiles de tiburones, reptiles marinos y criaturas parecidas a pulpos descubiertos en Idaho revelan un floreciente ecosistema marino relativamente poco después de la peor extinción masiva ocurrida en la Tierra, un hecho que contradice la idea de que la recuperación de la vida fue lenta después del desastre.
Los científicos describieron el miércoles en la publicación Science Advances el sorprendente hallazgo que muestra a criaturas apareciendo después de la extinción masiva del final del Período Pérmico hace unos 252 millones de años que acabó con casi el 90 por ciento de las especies.
Incluso la extinción masiva causada por un asteroide hace 66 millones de años que terminó con los dinosaurios no llevó a la vida al borde de la destrucción total como la del Período Pérmico.
Los fósiles de unas 30 especies diferentes descubiertos en el condado de Bear Lake, cerca de la ciudad de París en el estado de Idaho, Estados Unidos, mostraron una recuperación rápida y dinámica en el ecosistema marino, ilustrando la notable resistencia de la vida. El ecosistema apareció 1,3 millones de años después de la extinción.
“Nuestro descubrimiento fue totalmente inesperado”, dijo el paleontólogo Arnaud Brayard, de la Universidad de Borgoña-Franche-Comté en Francia.
El ecosistema de ese momento incluía a depredadores como tiburones de hasta dos metros de largo, reptiles marinos y criaturas semejantes a pulpos, un crustáceo con ojos grandes y finas garras, esponjas y otros animales.
Muchos científicos atribuyen la extinción a enormes erupciones volcánicas en Siberia que lanzaron grandes cantidades de gases tóxicos y de efecto invernadero, causando un severo calentamiento global y grandes fluctuaciones en la composición química de los océanos.
El ecosistema de Idaho, que apareció en las etapas tempranas del Período Triásico que luego produjo los primeros dinosaurios, incluía algunas criaturas inesperadas.
Los científicos hallaron un tipo de esponja que se creía extinta 200 millones de años antes, un grupo parecido a pulpos que se pensaba se había originado 50 millones de años después y lo que podría ser el ictiosaurio más antiguo conocido, un reptil marino parecido a un delfín que prosperó por 160 millones de años, o un ancestro directo. Reuters