Ernesto Samper, jugó un rol protagónico en las conversaciones entre el Gobierno venezolano y la oposición. De la secretaría de la Unasur salió el pasado 31 de enero, pero aún acompaña al grupo en sus intentos por resolver la crisis política en Venezuela y que ambos bloques puedan limar asperezas, reseña Panorama.
Para Samper, el diálogo es el muro de contención de la violencia civil. Comentó que se está buscando un relanzamiento del diálogo que incluirá un mecanismo de seguimiento para el cumplimiento de los acuerdos. Con este diario conversó vía telefónica desde su despacho en la sede de la Corporación Escenarios, en Bogotá, entidad sin fines de lucro que fundó desde hace varios años.
—Usted tuvo un rol protagónico en el restablecimiento del diálogo en Venezuela, ¿qué destaca de los encuentros y qué lamenta?
—Lo más importante del diálogo en Venezuela, como lo señaló el papa Francisco, es que abrió un proceso o un espacio para que se volvieran a encontrar tanto el Gobierno como la oposición, eso permitió generar los espacios de confianza, el reconocimiento que se han hecho el Gobierno y la oposición ha servido para sacar adelante algunas iniciativas concretas, como la liberación de algunos detenidos judiciales, o finalmente buscar una convivencia entre el Gobierno y la Asamblea, que hasta el momento no era posible cuando se inició el diálogo. Por supuesto, soy crítico de que el diálogo ha debido funcionar más rápidamente, ha debido dar resultados más efectivos en algunos campos, el tema social va muy lento, pero esas circunstancias son propias de un proceso de encuentro tan difícil como éste en el que estamos involucrados.
—¿Qué falló allí?, ¿quién dio más o a quién le faltó dar más?
—Bueno, yo no doy por cancelado el diálogo. Creo que las especulaciones que se han hecho alrededor de la terminación del diálogo tienen más que ver con algunos enemigos de éste que piensan con el deseo. Lo cierto es que el diálogo como espacio todavía existe, se está estudiando en este momento las condiciones en las cuales podría producirse un relanzamiento del mismo, con premisas mucho más fuertes, un mecanismo de seguimiento para el cumplimiento de los acuerdos. Yo espero que éstas conversaciones que se están haciendo para sostenerlo lleguen a buen puerto en muy corto término, por supuesto, lo que falta de parte y parte es que haya una mayor voluntad de dialogar y una mayor confianza en la legitimidad de la contraparte. Cuando dos personas se sientan a la mesa y lo hacen obligadas, es decir, no están conscientes de los beneficios del diálogo, lo hacen sin reconocer al otro, pues es obvio que va a ser mucho más difícil.
—El Gobierno ha dicho siempre que quiere dialogar, pero no es menos cierto que no hubo resultados… la oposición afirma que no se cumplió ninguna solicitud…
—Eso forma parte de la estrategia de cada una de las partes de señalar a la otra de incumplir de manera absoluta. Yo creo que las dos partes tendrían que coincidir en que el diálogo sirvió para algo muy importante, y es que desde que comenzó como una estrategia para solucionar las diferencias políticas, por lo menos no hemos vuelto a conocer los episodios de violencia y enfrentamientos callejeros que se presentaban hace un año o hace dos años. De tal manera que ahí tenemos una muestra clara de que el diálogo sí dio un resultado concreto y es que la gente, a pesar de todas las dificultades, se encontró una salida en el diálogo, no tuvo que recurrir al enfrentamiento armado, a la violencia que fue propia de otras épocas.
—Es decir, ¿que el diálogo contuvo la violencia en el país?
—Exactamente, la ha venido conteniendo, y ahí está la muestra de que hace más de un año no se presentan episodios de enfrentamientos violentos entre la población civil, lo que no quiere decir que no existan dificultades en cuanto al orden público, la seguridad ciudadana.
—Ahora, después de tantos naufragios, ¿el diálogo es rescatable?
—El diálogo es sostenible. Creo que en la medida que las partes acepten tanto la Asamblea la legitimidad del Gobierno, como el Gobierno el derecho de la Asamblea a obrar como un organismo pleno y autónomo dentro del estado de derecho, en la medida en que eso se ponga sobre la mesa y haya un acuerdo sobre el tema electoral creo que el diálogo volverá a arrancar con paso firme.
—¿No le aconsejó al Gobierno aceptar la ayuda humanitaria internacional?
—Una de las comisiones que ha venido funcionando, aunque de bajo perfil, es la de asuntos sociales, que tiene que ver no solo con el abastecimiento de medicinas y alimentos, sino también con el mejoramiento de la capacidad de compra y calidad de vida de los venezolanos, y esta comisión que preside el expresidente Leonel Fernández ha venido haciendo sus conclusiones y ya hay aprobado un mecanismo y están pendientes de que haya un acuerdo definitivo como es el mecanismo que permitiría que Cáritas pudiera ser un canalizador de medicinas en Venezuela.
—¿Por qué el diálogo funciona en otros países y en Venezuela no?
—El diálogo es como una terapia que se aplica para distintas dolencias y depende del tipo de paciente y de las dolencias para saber cómo funciona. Yo creo que en Venezuela puede funcionar. De hecho ha permitido acercar a dos fuerzas enfrentadas que desde hace más de 16 años no hablaban, yo creo que eso es una bendición para la democracia.
—Eso lo logró Unasur, el Vaticano, expresidentes de renombre, si estaban todos allí, ¿por qué no funcionó?
—Yo no soy tan pesimista, creo que el diálogo es una política difícil, pero fíjese usted que además este esfuerzo de Unasur y el Vaticano ha estado refrendado por Naciones Unidas, por la Unión Europea, refrendado por muchos países. De tal manera que soy optimista de que lo que estamos viviendo es una etapa que debe superarse y se seguirán haciendo los esfuerzos necesarios para que el diálogo vuelva a encarrilarse, yo espero que así sea.
—Sectores de oposición dicen que el Gobierno se burló del Vaticano, ¿qué opina usted?
—Aquí nadie se burló de nadie, tenemos el mayor respeto por las posiciones que ha tenido la oposición, yo entiendo que la oposición quisiera que los temas se dieran más rápidamente. El Gobierno seguramente seguirá insistiendo en que ese es el camino, el Papa ha jugado un papel fundamental en esto, estoy seguro que el Papa no nos dejará sin hacernos el milagrito de que el diálogo se sostenga.
—Varios cancilleres se han pronunciado a favor del relanzamiento del diálogo, hay declaraciones de España, de Colombia, ¿cree que la presión internacional ayude a sentarlos?
—Diría que el respaldo al diálogo ha sido casi unánime, con excepción de unos pocos países que quisieran recurrir a otras vías que serían muy dolorosas, en este momento imponerle sanciones a Venezuela sería castigar a los venezolanos, de tal manera que yo insisto en que el diálogo es y seguirá siendo el camino y creo que la mayoría de los cancilleres suramericanos lo apoyan, con unas contadas y lamentables excepciones. El diálogo fue el resultado de una decisión de los cancilleres suramericanos en un consejo. Esa seguirá siendo la política de Unasur.