Lo hoy planteado ante la opinión pública con tardanza inexcusable respecto a las condiciones que han de darse para la conformación de los partidos políticos y la renovación de los mismos para el ejercicio de los derechos de reunión pública y de manifestación, verificación y actualización de nóminas de inscritos por parte del hoy llamado Poder Electoral, cual por disposición constitucional , como rama autónoma del Poder Público , no subordinado, actuando con responsabilidad social, confiabilidad e imparcialidad debe regular los derechos de participación política en todos los procesos electorales que se realicen en el país, no es nada nuevo, que pueda colocarnos en condiciones de inocencias sorpresivas, ni admite excusas para justificar la falta de iniciativa legislativa de reformar la ley sobre los partidos; si se toma en cuenta que sobre el asunto aludido el Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional emitió criterio con fuerza vinculante el día 05 de enero 2016 ; lo que nos fuerza sostener que la minoría política que viene atribuyéndose la conducción de la oposición ha empeñado su energía en defensa de posiciones subjetivas por conquista de liderazgos intranscendentes, con omisión visible de una actividad combativa y de principios idónea, inclinados a no entender que la participación del pueblo para el logro de la sana ejecución y control de la gestión pública, está en reconocer que su protagonismo se ejerce mediante el voto, defendiendo los programas que conllevan a los ciudadanos a asociarse con fines político, mediante el logro de permanencia de las instituciones partidistas.
Negar que la mayoría del pueblo elector, así lo han entendido y expresado los que se han adentrado en el estudio de nuestra sociología política, no está disconforme con muchas de las actuaciones contradictorias e indebidas reflejadas por imprecisiones conceptuales, variable e irresolutas; tomadas con ausencia de consulta por el partido MUD; y no alertar sobre el particular, conduciría a imponernos una cautela que nos obstaculiza exculpar la “excrecencia burocrática” de un régimen, decimonónico conformada por un grupo de intocable e innombrable, que se rotan los despachos de la administración pública no por capacidad para ejercerlos, sino por acuerdos políticos a capricho de quienes los pactan; y concentran a la mayoría de los poderes públicos, para en forma autoritaria y con pretensiones continuistas hacer del poder su patrimonio; no sería otra cosa que arriar las banderas de lucha que en razón de la situación coyuntural que estamos viviendo, nos impone la colectividad, sin distingo de credo ni de clase.
Por razones de conciencia oposicionista al régimen, consecuente con la ética política, sumado sin ánimo de incordio a la predica de la “UNIDAD DEL PUEBLO”, para la reconquista de los derechos conculcados; he de inclinarme a considerar por ser difícil no quererlo entender, lo que por imperativo es harto conocido, cual no es otro que colocarnos al lado de los que sostienen, que la “oposición venezolana vive una profunda crisis: no es una crisis ideológica. Es una crisis de representación” Una crisis en la cual se ha perdido la conexión entre representantes y representados, siendo evidente que la confianza entre ambos es precaria llegándose a sostener que ya no existe”.
Durante “la campaña por el referendo revocatorio la comunicación entre la MUD y el pueblo opositor , fue coherente en cuanto a la voluntad sincera para la recolección de las firmas”, hoy trastocada por la invención del dialogo manipulado por el gobierno; y por inventos de salidas electorales no previstas, propiciadas por un sector de la oposición, carente de asidero legal, sumadas contradicciones internas inclinadas más a la imposición de liderazgo, que al objetivo fundamental de la defensa de la Constitución, con peligro a futuro de que se pueda olvidar que hoy está planteado la reivindicación de la libertad y la igualdad política; así como el imperio de estas conquistas para que por fuerza de la voluntad popular de las masas se proceda al respeto y cumplimiento electoral, sin concesiones vergonzosas que pretendan impedirlo.
La sentencia de la Sala Constitucional que en forma contraria a la ley de “Partidos Políticos, Reuniones Políticas y Manifestaciones “ profiere a su manera la interpretación requerida, ordenándole al CNE adecuar su criterio a la regulación y verificación de nóminas de inscritos en los partidos políticos, mediante la cual si bien acepta el voto de los venezolanos con doble nacionalidad, prohíbe la doble militancia, no es más que una maniobra, urdida por el autoritarismo: “para instaurar al PSUV como partido único de gobierno”, aventando la dispersión de otros grupos de apoyo gubernamental que pudieran hacerle contrapeso; dejando sin asidero de cargos al partido Comunista de Venezuela, él cual hoy, haciendo uso de la no identificación de su militancia, rechaza la renovación; y como quiera que las organizaciones que conforman el partido MUD, no están integradas en esta organización a manera de coalición temporal, por no haber participado en las elecciones parlamentaria como “entidades autónomas y con colores propios”, corren el riesgo de no poder renovarse, por condiciones, conocidas y denunciadas que se lo impiden, pudiendo sucederse que las organizaciones que integran la MUD, hoy único partido de la oposición legalizado, no puedan ser oferentes de propuestas como partidos autónomos, dada la pérdida de legitimidad, lo que evidencia que el propósito de “ LAS TRAMPAS” del autoritarismo gubernamental de predominio militar, es propiciar que la” Representación Proporcional de las Minorías” quede abolida en cuanto a su participación en las elecciones regionales y se produzca la abstención ansiada por el gobierno; a la vez evitar que mediante el fortalecimiento del pluralismo participativo se logre el cambio que requiere el país; por lo que habida cuenta y en consideración a las eventualidades que puedan limitar la presencia opositora en las elecciones regionales, está la de entender, que dada las características propias de liderazgos regionales , debe conformase un “ ACUERDO de Representación Nacional”, capaz de actuar conforme a las exigencias unitarias de participación en la escogencias de gobernadores de estados y demás cargos de elección popular.
En las elecciones pasadas por intransigencia de la MUD; el partido PSUV se hizo de la mayoría de las gobernaciones, como de los demás cargo de elección popular. Recordar la voluntad unitaria del pueblo en las elecciones capitaneadas por JÓVITO VILLABA en el año1952, es un deber patriótico.
Abogado, político, presidente del partido Unión Republicana Democrática (URD).