Un equipo de científicos ha encontrado actividad cerebral en un paciente 10 minutos después de su muerte clínica. Durante ese tiempo, el paciente experimentó el mismo tipo de ondas cerebrales (ondas delta) que obtenemos durante el sueño profundo, un hecho inexplicable. Los investigadores consideran que esta experiencia puede significar que la muerte es una experiencia única para cada individuo, reseña Tendencia21.
En el 99% de los casos, la muerte ocurre cuando el corazón deja de latir. En ese momento, la sangre deja de circular por el cuerpo, el oxígeno no llega al cerebro y en consecuencia en poco tiempo se produce la muerte.
El equipo de científicos que analizaban la electroencefalografía (EEG) de cuatro pacientes en estado terminal en el momento de la muerte, descubrió algo insólito: uno de los pacientes tuvo actividad cerebral hasta 10 minutos después de que el corazón se paró.
Durante más de 10 minutos después de que los médicos confirmaran la muerte de este paciente a través de una serie de observaciones, incluyendo la ausencia de pulso y pupilas no reactivas, el paciente experimentaba el mismo tipo de ondas cerebrales (ondas delta) que obtenemos durante el sueño profundo.
Si bien los investigadores reconocen que es difícil de explicar que el cerebro de una persona se mantenga con algún tipo de actividad después de que haya sido declarada clínicamente muerta.
Los investigadores consideran que esta experiencia puede significar que la muerte es una experiencia única para cada individuo, observando que a través de los cuatro pacientes, las observaciones (EEG) de su actividad cerebral mostraron pocas similitudes antes y después de ser declaradas muertas.
La experiencia pone de manifiesto el profundo desconocimiento que la ciencia tiene todavía de lo que pasa en el momento de la muerte, ya que en otros estudios se ha encontrado que más de 1.000 genes siguen activos varios días después de la muerte en cadáveres humanos, más aún, que aumentan su actividad después de la muerte clínica.