La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. El propósito fundamental de este decreto, radica en reconocer los logros alcanzados por el género y seguir perseverando en términos de igualdad, justicia, paz y el desarrollo de las mujeres dentro de la sociedad actual, todo ello en recuerdo de aquellas 130 mujeres trabajadoras quienes exigían salarios dignos y mejores condiciones laborales que murieron el 8 de marzo de 1908, en un incendio ocurrido en la fábrica Cotton de Nueva York.
Hoy en día, el mundo laboral está cambiando de un modo vertiginoso, y eso incluye a las mujeres trabajadoras. Los avances de la ciencia y los tecnológicos, nos conducen a un mundo globalizado que nos brindan a todos, incluido el género femenino, la posibilidad de contar con numerosas y valiosas armas que nos llevan a la apertura de un sin número de oportunidades para ascender y para incorporarnos en el mercado de trabajo a nivel mundial. En términos de igualdad, sin embargo y a pesar de ello, aunque parezca un contrasentido en estos tiempos, aun las mujeres hoy en día tenemos que seguir luchando por esa igualdad de derechos en todas las áreas, pero más aún en la laboral, donde el aumento, la informalidad y la desigualdad de los ingresos nos afectan en grado sumo.
En Venezuela no escapamos de las estadísticas mundiales. Yo misma he sentido la discriminación por género, sutil pero a la vez de manera enérgica te hacen ver que no es tu momento, que aún no, quizás porque debe existir una sumisión a los designios machistas, sumisión esta, como buena andina, que la verdad sea dicha, no está mis genes. La realidad es patente y patética, la mayoría de las mujeres venezolanas trabajan en el comercio informal, como domésticas y sin protección social, muchas apuestan por el emprendimiento, elaboran productos artesanales en casa o trabajan como costureras, como una forma de sobrevivencia frente a la grave crisis que agobia el país, porque hoy en día el gobierno no está en posición de garantizar a nadie un trabajo decente que les permita llevar una vida digna y el sustento al hogar.
Y es que definitivamente es una realidad que la situación del país radicalizó la diferencia de género, dados los niveles de sobrevivencia de ambos sexos. Las mujeres venezolanas atienden su casa y su familia pero no se limitan solo a eso, además tienen que rebuscarse con varios trabajos, formales e informales para poder subsistir y así enfrentar el alto costo de la vida. Teniendo en cuenta que ahora, además, están obligadas a perder horas valiosas porque deben someterse al vía crucis de hacer largas colas para conseguir comida o medicinas. Así es como nuestras mujeres sufren las “humillaciones”, al tener que hacer frente a la escasez de alimentos y medicamentos, muchas veces en solitario, así como también deben enfrentar las deficiencias en la atención médica y de seguridad.
Sin embargo, la respuesta a esta situación por parte del Gobierno Nacional es nula, y en esta oportunidad decidió obviar la situación por la que atraviesa el género, a pesar que en el país cada día hay más mujeres vejadas y maltratadas. Es así como en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, este régimen decidió rendir tributo a tres heroínas de la Nación: Hipólita y Matea, esclavas que participaron en la crianza del Libertador Simón Bolívar, y a la líder indígena Apacuana, así trasladaron sus restos de manera simbólica, este miércoles pasado al Panteón Nacional, en Caracas, como parte de las acciones para rendir justo homenaje a las mujeres venezolanas.
Ante este homenaje insólito y el silencio del régimen ante la situación de la mujer venezolana hoy en día, dando debida cuenta del trabajo que pasamos diariamente en un país donde el 82 % de los hogares venezolanos vive en pobreza, la mujer venezolana es sin duda una mujer valiente, una heroína porque es quien lleva el peso del hogar sobre sus hombros y lucha todos los días para dar de comer a sus hijos, a los efectos de poderles brindar lo mínimo para su desarrollo y sacarlos adelante.
Sin embargo y a pesar de las discriminaciones y dada nuestra lucha incansable, en Venezuela, la mujer ha fortalecido su liderazgo en la sociedad a través de la toma de decisiones y la ocupación de cargos importantes en la administración pública. Así pues hoy día el llamado es a todas las mujeres venezolanas académicas, estudiantes, deportistas, hijas, madres y abuelas, unidas, a los efectos de exigir al Gobierno Nacional un trato digno, igualitario y humanitario, queremos soluciones, porque es nuestro derecho pero además es nuestra obligación exigir respeto en nuestra condición de ciudadanas de este país. Todo esto, además de más participación política, trabajos dignos, atención médica, igualdad en los salarios, el cese a la violencia de género, libertad, en fin, en general la igualdad de derechos que merecemos de acuerdo a lo consagrado en nuestra Constitución. Las mujeres venezolanas no queremos ni pedimos limosnas, cuotas ni cupos, no queremos porcentajes establecidos en normas, queremos se nos reconozca en términos de justicia, equidad y libertad de acuerdo a nuestras capacidades y a nuestra formación.
María Auxiliadora Dubuc P.-
@mauxi1