El Gobierno de Venezuela ordenó el arresto de cuatro personas y amenazó con tomar el control de varias panaderías para combatir lo que el presidente socialista Nicolás Maduro ha calificado como una “guerra del pan”, orquestada para privar a las personas del alimento fundamental.
Por Carlos Aliaga / Reuters
Maduro envío esta semana a inspectores a más de 700 panaderías de la capital Caracas para verificar la aplicación de una nueva ordenanza que especifica que el 90 por ciento de la harina de trigo debe ser destinada a la elaboración de panes salados con precio regulado, y no a hogazas y pasteles costosos.
Esta es la medida más reciente del Gobierno para intentar combatir la escasez crítica y las largas filas para la compra de alimentos y medicinas, que han caracterizado las dificultades económicas de la potencia petrolera en los últimos tres años.
Maduro mantiene que los empresarios privados están saboteando la economía, acaparando productos y especulando con los precios, pero sus críticos alegan que las políticas económicas centralistas están haciendo colapsar al país.
Las panaderías han advertido que el Gobierno mantiene el monopolio de la importación y el suministro de la escasa harina de trigo necesaria para sus preparaciones. También dicen que sin la venta de productos más caros que sustenten su estructura de costos, posiblemente muchas quebrarán.
Durante las inspecciones, dos personas fueron arrestadas porque el trigo en su panadería era usado “para producir sólo pan dulce, cachitos (un tipo de croissant) y otros productos; y escasamente se producía el pan canilla (baguette, con precio regulado)”, dijo la Superintendente Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde).
Otros dos fueron detenidos por hacer brownies con trigo en mal estado. Y dos de los comercios inspeccionados fueron ocupados “temporalmente”, 90 días, por violar la normativa contra los derechos al consumidor, agregó la Sundde.
El gremio que representa a los panaderos, Fevipan, ha pedido un encuentro con el presidente Maduro, argumentando que la mayoría de los establecimientos está funcionando con deficiencias de harina y porque consideran que les será muy difícil seguir operando bajo estas condiciones. Reuters