Luis Barragán: Inmunodeficiencia institucional

Luis Barragán: Inmunodeficiencia institucional

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Nos tienta la inmediata lectura de fondo y el consiguiente análisis jurídico de la consabida decisión de la Sala Constitucional del TSJ, pero la sabemos muy bien en el contexto de reafirmación de una dictadura que sólo respeta la inmunidad parlamentaria de los suyos. Y, no obstante, el que falle el pedal, recibirá el martillazo por igual.





Luce imposible una coexistencia con los sectores opositores o disidentes que realmente lo sean, se comporten o parezcan tales. Quizá porque a buena parte de los actuales elencos del poder, con el pie metido hasta los confines del lodo, no les haya quedado otro remedio que quemar las naves, alejando cada vez más la futura refundación del chavismo, en nada parecido de lo que fue la del peronismo en Argentina, cuando todo esto cambie.

A los privilegios de hecho, se suman los que les concede a los altos y hasta a los medianos jerarcas el régimen del antejuicio de mérito de un Código Orgánico Procesal Penal que está de largo por encima de la Constitución que los magistrados desbaratan, decisión tras decisión. Con todos sus aciertos y errores, momentos de lucidez y vacilaciones, por distraída que fuese, prefieren una Asamblea Nacional enteramente servil y domesticada, pues, ya lo dijo aquella presidente del TSJ, el Estado es uno e, indivisible, cuenta con una sola jefatura.

Muy atrás quedan los viejos reclamos, las angustiosas demandas, el reiterado pedido por el respeto a la (s) inmunidad (es) parlamentaria (s), sobre todo cuando hicieron o simularon la guerra de guerrillas, a partir de los sesenta. Desautorizados moralmente, quienes gobiernan hoy a Venezuela, a pesar de la declaratoria de abandono del cargo que hiciera la Asamblea Nacional con la abstención de un diputado de Henry Falcón, les importa un bledo el Estado Constitucional, la institucionalidad y el parlamento.

La confabulación de los poderes que no, la cacareada confrontación, dispara contra la representación popular, por cierto, lo único verídica y fundadamente representativo que va quedando en Venezuela.. Empero, en el marco de un permanente y no tan atípico Estado de Excepción, hay que salir adelante, insistir, nos desmayar, porque – al fin y al cabo – tampoco nadie es inmune a las enfermedades, en un país donde las más elementales vacunas faltan.

@LuisBarraganJ