En los próximos días la Misión de la ONU en Colombia espera tener en sus manos las primeras 1.000 armas que dejen los miembros de las FARC y que quedarán en contenedores bajo su supervisión, informó hoy el jefe de esa entidad, Jean Arnault.
EFE
Esas armas procederán de los miembros de las FARC que integran el Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV) del cese el fuego en el que también hay miembros de la fuerza pública y observadores de la ONU, según detalló Arnault en una rueda de prensa.
La ONU también espera recibir las armas de miembros de las FARC que van a salir de las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN) en que se encuentran reunidos y que dejarán para trabajar en temas relacionados con el proceso de paz, así como para hacer pedagogía de paz.
Los primeros 150 miembros de las FARC en el MMV ya hicieron una entrega simbólica el pasado 1 de marzo, día en que comenzó el proceso de “identificación y registro” de las armas, y a ellos se sumarán los siguiente guerrilleros en unirse al monitoreo.
“Estamos haciendo preparaciones para recibir a la mayor brevedad unas mil armas en los contenedores de la ONU”, aseguró Arnault.
Con cierta ironía, el jefe de la Misión de la ONU también comentó que “no ha habido exactamente un cumplimiento” de las fechas en el calendario interno de la entrega de armas, que debe concluir el próximo 29 de mayo, cuando se completen los 180 días de la fase de implementación del acuerdo de paz.
Pese a los retrasos, Arnault ratificó hoy que se mantiene esa fecha y señaló que nunca se ha puesto en duda en las reuniones que han mantenido con las dos partes.
Asimismo, comentó que ya han registrado el 85 % de las cerca de 7.000 armas que tienen las FARC en su poder y que deberán dejar antes de su regreso a la vida en sociedad.
El inicio del proceso de registro tardó “un par de días” más de lo previsto debido a las “condiciones climáticas” y se ha llevado a cabo en las 26 ZVTN en que se encuentran reunidos alrededor de 7.000 guerrilleros.
Todo ello pese a que, como comentó Arnault, en tres de esas zonas no hay presencia de observadores de la ONU.
A una de ellas, la de Caño Indio, en el municipio de Tibú, departamento de Norte de Santander (este), no han podido acceder debido a problemas de seguridad en la convulsa región del Catatumbo en la que está situado.
A las otras dos ZVTN, cuyos nombres no facilitó, todavía no han llegado debido a la falta de infraestructura al no contar con todas las sedes locales operativas.
En referencia a la diferencia de las armas que calculan que tienen las FARC, frente a la estimación de 14.000 que hizo el Gobierno, Arnault afirmó que “restan dos meses y medio de recuperación de armas”, por lo que será necesario “esperar un poco para el juicio” completo.
El último paso de la Misión será recuperar las armas que se encuentran en diferentes “caletas” (escondites) por el país, un proceso que calificó como “muy complejo”.
“Son múltiples caletas en zonas de difícil o muy difícil acceso y nos vamos a tomar un tiempo para lograr la recolección y traslado a contenedores de la ONU”, agregó.
Arnault aseguró también que han enviado un informe al Consejo de Seguridad de la ONU en el que le han detalló “la realidad de que efectivamente” Colombia está “frente a un proceso de implementación complejo”.
“Primero porque en Colombia el traslado de la negociación a la implementación es doloroso”, comentó el funcionario de la ONU que aseveró que ambas partes ya se dieron cuenta de “estos contrastes entre ambición y expectativa”.
En dicho informe también señalaron que Colombia enfrenta una situación “bastante especial” en relación a las zonas de conflicto, debido, entre otros factores, al asesinato de líderes sociales.