El fin de semana, se viralizaron a través de las redes sociales unos videos de contenido sexual que involucraban a varias personas vinculadas a la industria del entretenimiento, y según parece (francamente no nos interesa) éstos eran bastante viejos. Valga decir que la virulencia obsesiva con la que la práctica totalidad de sociedad se avocó a comentarlos raya en lo absurdo, y sin dudas, se erige como monumento social a la canallización progresiva y sistemática de la sociedad.
¿Quién no recuerda los ataques del finado “Comandante Eterno” a la vida privada de sus adversarios políticos? ¿Se nos olvidó que fue justamente él quien adiestró a la opinión pública en las oscuras artes del vilipendio, la humillación y degradación de la condición humana? Pues bien, ¡Contemplad su obra! Una sociedad moralmente enferma, hundida en el lodo de la vileza.
Palabras duras, ciertamente, pero sin duda necesarias para describir el inexcusable y deshumanizado comportamiento asumido en estos días por muchos venezolanos ¿Cómo explicar entonces la pasividad casi absoluta ante el dantesco espectáculo que ofrecen los muchos videos (actuales) existentes de nuestros niños comiendo basura, en contraste con dos videos sexuales grabados hace casi una década y que solo conciernen a la vida privada de los involucrados?
Aquello sin duda debe encender las alarmas: Nuestra sociedad está alienada, abrumada por la crisis económica, social y moral que viene padeciendo desde hace ya bastante tiempo. Motivos hay de sobras para escandalizarse: Los enfermos mueren por falta de medicinas, buena parte de la población está desnutrida y en la pobreza extrema, la inseguridad mata semanalmente a más personas que las guerras del Oriente Medio, sufrimos a diario la humillación de las colas, nuestros recursos humanos nos abandonan en masa ante la falta de condiciones mínimas de desarrollo, y la democracia está siendo acribillada, literalmente traicionada, por un Poder Judicial que estaba llamado a defenderla.
¿Cómo es posible que nadie se escandalice ante las arremetidas del TSJ que, entre gallos y medianoche, desmembró a la Asamblea Nacional, y por extensión, a la voluntad que el pueblo venezolano manifestó democrática y pacíficamente mediante el voto universal, directo y secreto? ¿No habrá comentarios referentes al apuñalamiento del orden constitucional, que se constata cuando el TSJ insta al Presidente de la República a declarar un Estado de Excepción, o se abroga sobre sí mismo las atribuciones de la Asamblea Nacional?
Amables lectores, les invito a realizar el siguiente experimento: Pregúntenle a sus conocidos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y afines, quienes han visto los famosos videos, y por el contrario, quienes han leído las sentencias dictadas últimamente por el TSJ, que no dudamos en calificar como lápidas para la democracia venezolana. Juzguen ustedes mismos los resultados.
¿Conclusiones? Hay mucho trabajo que hacer… por cierto ¿Alguien recuerda a la Lucha No Violenta?
Víctor Jiménez Ures