Se les cayó la careta y no saben qué hacer. Siempre lo han sido pero en los últimos tres lustros se empeñaron en disimular su verdadera estirpe: golpistas, abusadores y mentirosos. Hugo Chávez primero, Nicolás Maduro y su séquito ahora. De tanto insistir en la misma cantaleta de siempre, de endilgar el mote de golpismo a la oposición, no han hecho otra cosa que reflejar como si fuese un espejo su verdadera naturaleza.
El golpe judicial cometido por los magistrados golpistas de la sala constitucional del TSJ, puso de manifiesto el desprecio profundo que sienten hacia el pueblo venezolano, a quien solo ven como una manada de votos cautivos sin derecho a pensar y actuar racionalmente en política. Ahora cuando los números de sus propias encuestas de opinión le indican que desde hace tiempo no cuentan con el respaldo que una vez poseyeron, las elecciones les resulta un recurso desestabilizador y golpista.
El descaro con el cual se orquestó la maniobra para corregir la jugada golpista que significaron las sentencias 155 y 156, evidencia el propósito de barrer los últimos despojos de una ficticia democracia revolucionaria y participativa que nunca fue, que nunca existió, que solo fue una treta para enquistarse en el poder y disfrutar de forma ilícita los proventos que de ello deriva.
Los golpistas son otros. Son los mismos que se dicen demócratas y revolucionarios. Son los mismos que hablan de paz y en paralelo azuzan la violencia física y verbal contra los que piensan distinto. ¡Hipócritas!
Ahí andan como si nada, pretendiendo que su acción quede impune. El aparato comunicacional acomete la obscena tarea hacer creer que lo ocurrido se resolvió “de forma impecable” gracias a “los loables esfuerzos” del presidente Maduro. Basta ya me mentiras continuadas. Lo que cabe es exigir la renuncia de los magistrados golpistas del TSJ, por auspiciar e infringir de forma continuada la ruptura del orden constitucional y el establecimiento de las responsabilidades penales de todos los involucrados en el golpe judicial.
Si fueron tan diligentes para rectificar en tiempo express el adefesio jurídico, por que no ha sido así para resolver de una vez la situación que tiene al estado Amazonas sin representación parlamentaria en la Asamblea Nacional. ¡Claro no les conviene! Porque con eso pueden seguir el asedio a la legítima y única representación que el pueblo venezolano se dio el 6 de diciembre de 2015.