Rifat Al Asad, tío del actual presidente sirio, usó a siete de sus hijos, dos esposas y dos nueras para ocultar en España negocios y 503 propiedades, valoradas en 690 millones de euros (735 millones de dólares) y que fue adquiriendo con un entramado de 34 sociedades vinculadas a sus familiares. EFE
El que fuera vicepresidente de Siria en tiempos de su hermano Hafez y que fue expulsado por éste último por temor a un golpe de Estado, comenzó a invertir en 88 en fincas en la Costa del Sol pero nunca lo hizo a su nombre, según el auto que el juez de la Audiencia Nacional española, José de la Mata, cursó este martes.
A partir de ese año, y gracias a los 300 millones de dólares que cuatro años antes le dio su hermano para salir de Siria con cargo a las arcas públicas, empezó a comprar propiedades en España, la primera de ellas, en 1988, la enorme finca “La Máquina” -de 33 millones de metros cuadrados-, cerca de Marbella.
La familia Al Asad quería desarrollar lo que habría llamado la “Ciudad Siria” con viviendas, centros comerciales e infraestructuras para que fuera ocupada por una comunidad de sirios.
Sin embargo, actualmente la familia mantiene una “lucha legal”, dice De la Mata, con la administración regional, que estaba realizando gestiones para declarar la zona como parque nacional, lo cual perjudicaría los intereses de la familia del presidente sirio.
En 1998 también adquirió, a través de sus familiares, 82 propiedades valoradas en 43 millones de euros (45 millones de dólares), y luego, entre 1989 y 1996, compró otras 23.
El mayor incremento patrimonial, explica el juez español, se detectó entre 1997 y 1998, ya que solo en dos años adquirió un mínimo de 335 propiedades, gran parte de ellas en complejos de lujo del sur de España, como la exclusiva zona portuaria de Puerto Banús.
Finalmente, entre 2000 y 2005, año de la última compra, las sociedades vinculadas a su familiar compraron 41 inmuebles, calcula el juez de los datos aportados por la Guardia Civil española.
Otros inmuebles de la familia Al Asad en España son 22 locales en Puerto Banús o un hotel, el Park Plaza Suites, que se abrió al público el pasado febrero con un precio mínimo de la habitación doble de 500 euros la noche (533 dólares).
Para obtener todos estos inmuebles y regentar sus negocios Rifat Al Asad, que vive en Francia con su familia, se valió de sus allegados, pero también de un ciudadano español y de una mujer tunecina de confianza.
Usó en concreto a sus esposas Lina El Kayer y Raja Barakat, así como a sus hijos varones Mohammed Ali, Siwar, Somar, Ribal (domiciliado en Marbella), Mohammed Refa (de 21 años), a sus hijas Sabia y Natal y finalmente a sus nueras Olena Gudova (pareja de Siwar) y Audry Deborah Bekerman (esposa inglesa de Mohammad Ali).
Mohammed Ali es el hijo que ostenta más cargos en los órganos de administración de las sociedades.
El juez, que basa su investigación en datos de la justicia francesa -que imputó a Rifat Al Asad en junio del año pasado-, en escuchas telefónicas y en los datos recabados en España, imputa al ex vicepresidente sirio delitos de organización criminal, blanqueo y malversación por haberse apropiado “ilícitamente de recursos de los presupuestos sirios” que le dio su hermano en su momento.
Ese dinero lo invirtió en Francia, España y también en el Reino Unido, destaca el magistrado, que acordó el registro ayer de la empresa Fideso, encargada de asesorar contable y fiscalmente a las sociedades de la familia siria, de Forum Advisers Abogados, que también gestiona temas económicos para ellos, y del despacho Montero-Armburu, que se ocupa de la finca “La Máquina”.
Además, De la Mata detalla en su auto que hay identificadas 32 sociedades de los Al Asad en Panamá, de las que 5 aún están activas, así como cuentas en Gibraltar con las que Rifat nutre las de sus hijos, que dependen casi exclusivamente de él.