La mañana de este domingo el concejal de Chacao, Alfredo Jimeno, acompañó junto a todos los vecinos del municipio la misa de Domingo de Ramos, luego del que el día de ayer bajara junto a todos los Palmeros hasta la Plaza Bolívar, a pesar de la represión emprendida por efectivos de la Policía Nacional Bolivariana en los alrededores de la Iglesia.
“Estamos en nuestra misa de bendición de las palmas, después de que ayer los palmeros cumpliéramos con la tradición y el compromiso que tiene más de 250 años y empezó el Padre José Antonio Mohedano, que fue una promesa para vencer la peste de la fiebre amarilla que para ese entonces arrasaba con las vidas del valle de caracas”, declaró el edil quien agregó que la peste de ahora es la desesperanza y la desmotivación la cual deben vencer todos los venezolanos de manera pacífica y contundente en las calles “haciendo un llamado de reconciliación, pero sobre todo de cambio”, resaltó Jimeno.
El edil informó, en compañía del Palmero Mayor, Ramón Delgado, que también en la tradicional bajada de la palma y en la bendición estuvieron ausentes sus hermanos de lucha y también palmeros: Leopoldo López y Carlos Vecchio. Cabe resaltar que la madre de López estuvo presente en la Plaza Bolívar junto a todos los vecinos durante la eucaristía.
“Estamos convencidos de que vamos a lograr lo que la mayoría de los venezolanos aspira: salir de la nueva peste que nos está afectando y lograr en el corto plazo unas elecciones para lograr un cambio en paz y en democracia”, afirmó el también dirigente de Voluntad Popular y agregó que seguirán adelante con toda la Fe y la fuerza suficiente para lograr la mejor Venezuela que todos los venezolanos sueñan.
Finalmente, indicó que elevaron una oración al cielo por el alma de Jairo Ortiz para que nunca más muera un venezolano por protestar o por sus ideas y además Jimeno aprovechó para mandar bendiciones a todos sus hermanos palmeros y a todos los vecinos que están profesando su Fe en esta Semana Santa en Chacao, a quienes también invitó a las misas y a las procesiones, pero sin abandonar la lucha en la calle de manera pacífica y contundente como deber ciudadano para recuperar la democracia.