El gas coloreado marca Cóndor que los cuerpos de seguridad del Estado usan en las protestas que se desarrollan en distintas ciudades del país es el mismo gas lacrimógeno que se ha empleado en los últimos diez años en Venezuela. Lo que ocurre es que el fabricante brasileño lo ofrece de colores rojo y verde con el fin estratégico de que la policía se asegure de intimidar, generar miedo e identificar a las personas que acuden a las concentraciones, reseña El Nacional.
Así lo informó Mónica Krãuter, especialista en gestión ambiental, química y docente del Departamento de Procesos y Sistemas de la Universidad Simón Bolívar, quien advirtió que las rociadas pueden causar efectos que van desde un lagrimeo hasta una fase de verdadera complicación que puede terminar en una situación cardiorrespiratoria letal.
Estos gases tienen un efecto acumulativo y quienes se exponen por tiempo prolongado a su acción pueden ver muy comprometida su salud; de hecho, no solo los manifestantes, sino también los agentes de los cuerpos policiales que los lanzan suelen mantener concentraciones muy altas y tóxicas en el organismo, indicó Krãuter.
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