Unas cámaras adosadas a la piel de las ballenas permitieron a los científicos aprender un poco más sobre su comportamiento y forma de alimentarse, anunció este martes la División Antártica de Australia (AAD).
Unos investigadores australianos y estadounidenses estudian el impacto en los cetáceos de la pérdida de hielo en la Antártica debido al cambio climático.
Para ello han fijado unos instrumentos en la espalda de las ballenas jorobadas del estrecho de Gerlache. Su objetivo es comprender el comportamiento alimentario de los animales bajo el agua.
“Profundizar nuestros conocimientos sobre el lugar donde las ballenas se alimentan, la frecuencia de sus comidas, adónde van, dónde descansan nos permitirá informar a los que toman decisiones sobre los programas de protección”, declaró el martes Ari Friedlaender, un experto en cetáceos de la universidad pública de Oregón, Estados Unidos.
Estas informaciones permitirán, según él, observar cómo los cetáceos se alimentan de kril y cómo las ballenas se adaptan a la evolución del banco de crustáceos, provocada por el cambio climático, y a los efectos de la acidificación de los océanos.
“Hemos observado que las ballenas pasan buena parte del día socializando y descansando, alimentándose principalmente al atardecer y por la noche”, añadió.
Las cámaras permanecen pegadas a la espalda de las ballenas mediante una ventosa durante 24 o 48 horas y luego se caen. Los investigadores las pescan y las vuelven a usar.
WWF-Australia, que participó en la financiación de las cámaras, explicó que el objetivo de estas investigaciones también es transmitir un mensaje a la población ante el impacto del cambio climático y la sobrepesca de kril.
Los investigadores también adosaron trazadores en la espalda de ballenas Minke para entender mejor el comportamiento alimentario de estos mamíferos, más pequeños que las jorobadas. AFP