“Formemos una patria a toda costa y todo lo demás será tolerable” Simón Bolívar.
Escribir sobre la situación de Venezuela estos días resulta doloroso, para una persona que como yo ha dedicado buena parte de su vida a servir al país, ver al país que me vio nacer, un país rico, abundante y próspero en una situación de devastación brutal, no es tarea fácil. En principio, contar la historia de mi país y su reconstrucción después de la caída de la dictadura del Gral. Marcos Pérez Jiménez, a través de los ojos de mis progenitores y su historia de vida siempre resultaba un orgullo y una satisfacción personal, sin embargo, hoy día todo es diferente porque el cuento se tornó bizarro y gris, ahora contamos la historia vivencial, hacemos la historia, una historia en el orden de una dictadura moderna pero dantesca, que jamás pensé atravesaríamos de nuevo.
La realidad es que Venezuela se ha convertido en un país desastroso, donde impera la escasez, la inflación desmesurada, persecuciones, divisiones, constituyen el orden del día, producto de un chavismo que sembró odio y frustración en el corazón de los venezolanos y como si esto fuera poco ahora un madurismo que se empeña en recrudecer el conflicto, agregando más torturas y violaciones a los derechos humanos, muy lejano al país de mis ancestros.
Y sí, es que ahora estamos en una preguerra, guerra o como quieran llamarla, al parecer la situación ha ido agravándose tras pasan los días, primero el fracaso en la solicitud de referendo revocatorio presidencial, en el cual los ciudadanos veíamos una salida a la crisis, dado el cambio de gobierno y de sistema que todos añorábamos, todo ello pasando por el inolvidable y fracasado proceso de dialogo en el que se enfrascó la «oposición» venezolana y el gobierno, tanto de frente como a espaldas de la sociedad; ambas partes, sacos de gatos tratando de convivir, la verdad es que todo ello afectó en grado sumo nuestra esperanza de salir del atolladero y nuestras ansias de cambio.
Sin embargo, a todas luces hemos reaccionado, finalmente y quiero pensar que así será, ahora después del golpe de estado que el TSJ ha dado a la institucionalidad y la reacción del pueblo, retomamos la lucha con nuevos aires, nuevos bríos y fuerzas y tomamos la calle de nuevo, volviendo a sentirnos esperanzados, esta vez creo que ya más conscientes que estas esperanzas deben estar puestas en cada uno de nosotros y no en liderazgos aislados porque creo que vamos entendiendo que el país es de todos. Sin embargo, la letra con sangre entra, y este sacrificio nos ha enlutado una vez más, rodeados de muerte, desolación, saqueos, intolerancia y desesperación producto de esta guerra sin cuartel que decidimos asumir, sin contemplaciones, es ahora o nunca.
Es triste reconocer nuestra realidad, en Venezuela hemos pasado por mucho estos últimos años sin resultado positivo concreto, de ahí que justificamos el desconsuelo que sufrimos, en esta lucha solo hemos logrado retroceder unos 50 años atrás, es como cíclica, se repite la historia una y otra vez, y así sentimos que lo que hagamos no servirá de nada, volvimos al dolor de ver partir a nuestros hijos a buscar oportunidades fuera del nido y la fragmentación de la familia, volvemos a tener perseguidos políticos en el exilio, encarcelamientos injustos, corrupción sin límites y de gastos a manos llenas, con el agravante que este régimen no deja nada a su paso, de modo que no hay obras de infraestructura ni producción agrícola y pecuaria ni oportunidades para el pueblo.
La incertidumbre nos embarga, ¿qué va a pasar? de modo que consultamos hasta las estrellas, al infinito y más allá con el afán de averiguar que nos depara el futuro. Y las estrellas responden, nos dicen que Nicolás se va, que su carta astral indica que le irá mal porque sencillamente es cuestión de karma y que todo el mal que aquí se hace aquí se paga, pero del chavismo o del madurismo será difícil salir, nos llevará un montón de años, nos llaman a no celebrar aun, no cantar victoria, dicen que será para el 2021, porque Roma no se hizo en un día y porque aquí hay que arrancarse del alma y del cuerpo lo que nos han venido sembrando desde otrora, porque de lo contrario no avanzaremos, esto por una sola causa: el régimen hizo la tarea y me temo que correctamente, de acuerdo a sus intereses.
¿Saldremos de esta? Estoy segura que así será, porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, pero insisto que no será a corto plazo sencillamente porque esto no se trata de un capricho que tenemos contra Nicolás, se trata más bien de que la mayoría de los venezolanos no queremos socialismo del siglo XXI en los términos en lo que se nos han planteado, los venezolanos queremos progresar y volver a ser la gente bondadosa y generosa que fuimos un día, pero ocurre que mientras no exista el respeto a la propiedad privada, mientras sigan los controles en la economía, la intervención estatal y se condene la libertad individual, el asunto costará y será difícil, porque la salvación de la cuna de nuestros libertadores requiere de aplomo y valentía, pero además requiere resolver el problema de fondo, de raíz, que no es otro que el individuo aún quiere ser pueblo, la indiferencia de muchos, el abuso de los aprovechadores de oficio, la viveza criolla, la división entre amigos y hermanos, el odio y la anarquía en la que a veces pienso queremos seguir viviendo porque como que nos acostumbramos a ello.
Escribir sobre los padecimientos de mi patria en estos días, es duro, hablar sobre la catástrofe a la que nos han conducido intentando implantar en ella una revolución sin sentido que nos lleva a la ruina mas absoluta, luego de haber sido uno de los países más ricos de Latinoamérica resulta insólito, hoy cuando mueren bajo las armas del régimen jóvenes muchachos que enarbolan con valentía la bandera de la justicia y la paz para sus hermanos y otros mueren en los hospitales producto de la falta de insumos o de inanición por la escasez de alimentos.
Es una responsabilidad dejar por escrito los padecimientos y desmanes que ocurren en mi amada patria, así como también exigir el regreso a la democracia, el respeto a la institucionalidad y pedir a los países extranjeros el apoyo más contundente, entendiendo que la salida está en nosotros mismos y que la trasformación de la patria depende de todos y cada uno de los venezolanos, y no de un líder, pero más aún la invitación es a avanzar y a continuar sin desmayar en el camino que de seguro nos llevará a la libertad.
MARIA AUXILIADORA DUBUC P.-
@mauxi1
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