El lanzamiento de la “madre de todas las bombas” el jueves por parte de Estados Unidos en un complejo de cuevas y búnkers de ISIS en el distrito de Achin, en el este de Afganistán, debe entenderse como parte de un esfuerzo para revertir una guerra que no va bien para el gobierno afgano y, por extensión, para Estados Unidos. Así lo reseña CNN en Español.
La bomba no nuclear de 10 toneladas GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast, conocida como MOAB, “golpeó un sistema de túneles y cuevas que los combatientes ISIS utilizan para moverse libremente”, dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer.
El ataque del jueves creó una sensación de deja vu. Hace 15 años que la Fuerza Aérea de Estados Unidos lanzó las bombas masivas ‘Daisy Cutter’ en el complejo de Tora Bora, donde Osama bin Laden se ocultaba en diciembre de 2001. El distrito de Achin está sólo una docena de kilómetros de la región de Tora Bora.
Si bien esas bombas Daisy Cutter desde luego mataron a muchos miembros de al Qaeda, Bin Laden y muchos de sus altos líderes escaparon. Eso es un útil recordatorio de que muy pocas campañas militares se ganan desde el aire.
Efectos secundarios
Hay quizá efectos secundarios de los bombardeos del jueves en Afganistán, tales como las señales a los norcoreanos y a los sirios de que Estados Unidos puede desplegar esas armas contra sus sistemas de transporte aéreo y marítimo, pero la clave es que la guerra en Afganistán se encuentra en un punto crítico.
De hecho, la guerra en Afganistán está en su punto más bajo para los afganos y sus aliados estadounidenses desde que los talibanes fueron derrocados en los meses después del 11 de septiembre.
Los talibanes “controlan o disputan” alrededor de un tercio de la población del país, de acuerdo con altos funcionarios militares de Estados Unidos, un total de alrededor de 10 millones de personas, lo cual es más que la población que ISIS controlaba en Siria e Iraq durante el período de su máxima expansión en el verano de 2014.
Al Qaeda e ISIS también han establecido puntos de apoyo en Afganistán.
Impacto negativo
Hace unos años, los occidentales podían llevar vidas relativamente normales en Kabul, pero todo eso se ha ido como resultado de los múltiples atentados en la capital afgana por parte de los talibanes y los selectivos secuestros de occidentales. El éxodo de los occidentales del país ha tenido un impacto negativo en la inversión y el desarrollo en el país.
Debido al empeoramiento de la situación en Afganistán, el gobierno de Trump se dedica a una revisión estratégica de ese país, tanto en el Pentágono como en el Consejo Nacional de Seguridad, de acuerdo con varios funcionarios estadounidenses y afganos.
El asesor de Seguridad Nacional, el teniente general HR McMaster está supervisando la valoración de la situación en Afganistán de la Casa Blanca y estará viajando al país pronto para hacer su propia evaluación.
McMaster sirvió en Afganistán liderando un grupo de trabajo contra la corrupción en el 2010.
En un testimonio ante el Comité de Servicios Armados del Senado en febrero, el general John “Mick” Nicholson dijo que el número de efectivos actual de 8.400 soldados estadounidenses era insuficiente. “Tenemos un déficit de unos pocos miles” de asesores para entrenar y ayudar al Ejército afgano, señaló.
Intereses
Está en los intereses estadounidenses permanecer en Afganistán para que no se convierta en Iraq alrededor de 2014, con los talibanes controlando gran parte del país mientras recibe una fuerte presencia de ISIS y de al Qaeda, así como de todos los demás grupos yihadistas.
¿Qué hacer? La administración Trump debe declarar públicamente que EE.UU. ya tiene una alianza estratégica con Afganistán hasta el año 2024 que fue negociada por la administración Obama y que se compromete a mantener en el país la misión de no combate para el entrenamiento y asesoramiento de las tropas afganas hasta que los talibanes están contenidos.
A los afganos no les importa si Estados Unidos tiene 8.400 soldados en el país, como ahora, o 12.000 soldados o 20.000 soldados. Es evidente que hay una diferencia desde un punto de vista puramente militar, pero desde un punto de vista político el mensaje que los afganos quieren oír es que Estados Unidos no los abandonará.
Un anuncio público de tal compromiso a largo plazo en Afganistán impulsará a la OTAN y a otros aliados a comprometerse también a largo plazo. Y también socavará a los talibanes.