Venezuela está viviendo la proclamación de nuestra independencia en el siglo XXI, con las contundentes movilizaciones de un pueblo cansado de tanta represión, maltrato, arrinconamiento y ávido de cambio. Es un país que decidió salir a las calles a exigir el restablecimiento del hilo constitucional, del cese a la violencia y el fin de la dictadura de Nicolás Maduro y de su cínico gobierno.
Muchos son los héroes anónimos que salen a esta batalla del bien contra el mal, desprovistos de arma alguna y de cualquier protección más allá de una oración o una bendición de un ser querido antes de salir a esta cruzada histórica convocada por la patria. No obstante, el campo de concentración ha sido en todas las regiones de nuestro país, y es que al estilo nazy, este gobierno manda a exterminar a un pueblo que clama justicia y paz.
Ya son varios los inocentes caídos ante la perversidad y obstinación de un seudo líder que no ha querido entender el meta mensaje envíado por el 85% del pueblo venezolano exigiendo un cambio inmediato en la conducción política del país antes de que sea muy tarde. En un cúmulo de emociones, sentimientos, frustraciones, molestias y calamidades, nuestro pueblo sale con hidalguía a pedir el cese a la guerra a muerte decretado por Nicolás Maduro a un pueblo, al condenarlo al hambre, a morir a mengua, a coartarles sus derechos y libertades.
La historia de Venezuela y las luchas que libraron nuestros héroes y generaciones anteriores, siempre han sido un tema importante en mi andar en este plano terrenal, pero sin lugar a dudas, hoy me siento más que orgullosa, agradecida a Dios por permitirme dentro de todo lo malo, vivir en esta cruzada por la refundación de la patria.
Venezuela está desnuda, la revolución nos despojó de la vestimenta material, de nuestros derechos, de nuestras libertades, de nuestra felicidad, pero jamás podrán arrebatarnos nuestras ganas y deseos de cambio. Vamos a vestir a la patria nuevamente con un traje tricolor, de paz, de inclusión, de amor, de progreso, de democracia y de libertad. Es la tarea que tenemos encomendada y así lo vamos a hacer.
El pueblo glorioso quiere decidir a través del voto los destinos del país y estamos en nuestro derecho innegociable a hacerlo. No habrán balas, bombas lacrimógenas, gas pimienta, barricadas, violencia o perversidad que desvíe el cauce democrático del país, porque este es un río crecido de esperanza, fe y acción.
Adelante Venezuela, cada vez somos más. No estamos sólos y el mundo observa con prioridad la situación de violencia desmedida de un gobierno mitómano y bipolar contra su pueblo. El amanecer está cerca, colemos café y que su aroma nos inspire porque el día radiante está por llegar. Dios nos bendiga y proteja a todos.
Yosmar Poleo
Periodista
Community Mánager
@yosmarpoleo