Para comprender nuestra realidad, es necesario tomar en cuenta que los sistemas limitados en sus funciones básicas de producir y distribuir, son extremadamente ineficientes, y por tal, en lo político muy agresivos contra los agentes de las dos primeras funciones.
Para que el sistema funcione debe haber derecho a poseer lo que produzca. Es la mayor expresión de libertad social que podamos imaginar, y que hasta hoy ha existido. Normalmente, este tipo de mecanismos sociales impulsa las libertad económica, con el puro recato o límite que la propia realidad imponga.
Así la sociedad plural, de muchos, implica muchos propietarios. El acceso a los recursos es lo que nos libera o nos envilece. Los clásicos son eruditos al respecto, analizan el problema de la libertad y la asignación de recursos por medio de quienes tienen los recursos, cómo se asignan, dando como resultados tres formas “buenas””y tres formas “malas de gobernar. Si uno; si varios; si todos o muchos.
Luego de mucho andar y muchos procesos traumáticos, definieron como el mejor de todo los sistemas a una combinación entre las tres formas buenas, denominada República. Complicada, si. Pero la que resulta en brindar la mayor cantidad de libertad posible. Se conjuga en elegir por todos los que produzcan y tengan propiedad, a los cuerpos denominados líder, primer ministro y/o presidente; y un cuerpo que represente a todos, denominadas cámaras, parlamento, senado, diputados, entre otros
Todo ese proceso es llevado a cabo por la política, que busca la mayor eficiencia económica social. Diría Platón que la verdad de la política es atender los asuntos públicos. Cuando la política se asocia a intereses distintos, el crecimiento y la prosperidad se hacen mezquinos para la mayoría. Y es muy probable que, quienes asumieran su rol político en defender la propiedad, y a quienes producen terminan en manos extranjeras. De allí nacieron sistemas terribles que hoy se repiten, pero que la historiografía convencional da como ya concluidas. Vale decir la esclavitud, forma de generación y distribución de recursos, en lo político muy agresiva contra los agentes económicos y sociales. Normalmente asociada a castas políticas, autodenominados gurús o sabios, poseedores de la verdad; intelectuales amparados por acciones tiránicas. Donde producir no tiene significado social particular, porque solo el tirano tiene todo, y coloca todas las barreras posibles e imaginables para arruinar a la mayoría. Normalmente bajo regímenes legales, sumamente coercitivos y leoninos. El hambre, la miseria se apoderan de todo y de todos. Por eso se hace necesario comprender nuestra realidad
Bladimir Díaz Borges