Fieles a nuestra tradición democrática y republicana, los venezolanos hemos respondido al llamado de la patria y tomado las calles de manera pacífica pero contundente. La reacción enérgica del pueblo de Bolívar ha hecho temblar a una tiranía que hasta el momento se sentía muy segura.
Lo maravilloso de las acciones del pueblo para reconquistar su libertad es que se enmarcan en el plano de la lucha pacífica y democrática, pero no por ello menos frontal, con la pretensión de consumar un golpe de estado desde el poder que aniquile los resquicios de Estado democrático. El gobierno ha tratado de tergiversar los hechos, acusando a las protestas pacíficas de ser las responsables de saqueos, destrucción y todo tipo de acciones violentas.
Apoyados en una hegemonía comunicacional que han construido durante 18 años de autocracia y tiranía, el régimen pretende imponer un relato maniqueo que podría ser enmarcado en lo que ahora se llama la “Posverdad”. Se presentan como un gobierno democrático que es atacado por una insurrección armada, que pretende desestabilizar el país por medio de la violencia.
El problema para Maduro es que en el siglo XXI, en la era de las tecnologías de la información y la comunicación, no es necesario un gran medio audiovisual para que se difundan a nivel nacional e internacional tanto las protestas masivas y pacíficas de quienes defendemos la democracia, como la represión que el gobierno ha desatado en contra de los ciudadanos.
Los agentes de la destrucción, que son infiltrados por el gobierno en las manifestaciones de la Unidad, son parte fundamental de la estrategia oficial. Afortunadamente la ciudadanía ha aprendido a reconocer a los promotores de la violencia y se han desmarcado de las acciones que llevan a cabo.
Nuestra lucha es por la construcción de una Venezuela libre, democrática y próspera, por la reinstauración de la República Civil que ha venido siendo sustituida por una tiranía. Es por coherencia con nuestra meta que el camino para doblegar al gobierno, y conseguir elecciones que le devuelvan al pueblo su soberanía, es la rebelión civil apoyada en las manifestaciones pacíficas y la no violencia.
El pueblo venezolano no se ha rendido y sigue en las calles a pesar de la represión y la campaña de mentiras desatadas desde Miraflores. Este espíritu incansable y valiente es el que garantizará la victoria a los demócratas.