Es comprensible que una idea tan descabellada, porque ni al hombre del mazo se le ocurriría, tenga que ser consultada por Maduro con una vaca. Dicen que después que Maduro terminara su alocado interrogatorio, la vaca dio un largo mugido: Muuuud!
El país habría ganado mucho si el infeliz animal hubiera cambiado de lugar. El establo, con su paja y sus deposiciones, es un lugar más apropiado para el hombre que le ha hecho más daño al país en tan pocos años. La vaca estaba allí, ajena a la ridiculez que se estaba montando para los espectadores y que nos propone arremeter contra la Constitución del 99.
Maduro habla con una vaca, algunos dicen porque entre ellos se entienden, porque no tiene pueblo al cual hablarle. Sólo lo sigue una minoría, menos del 15%, que no van a soltar sus prebendas fácilmente: esos, lo que defienden, es la ubre de la renta que continúan exprimiendo, mientras el 85 % de los venezolanos sufre la escasez, la inflación, la inseguridad y el más burdo intento de seguir en el poder con el fraude a la constitución que han puesto en marcha.
La arenga de Maduro a la vaca, que movería a risa si no hubiera gente muriendo en las calles por la represión y en los hospitales por falta de medicinas, es parte de la estrategia del gobierno para intentar salirse del cerco que está creciendo en el país contra la dictadura y evadir la presión de todos los gobiernos del mundo que piden elecciones. Es una exigencia que ya, hasta gente que defiende aún al gobierno, respalda.
Este aprendiz de dictador, con más estómagos que una vaca, pretende saltarse a la torera, para seguir con las metáforas bovinas, la tradición constitucional de Venezuela y lo establecido en la Constitución propuesta por Chávez en el año 1999. En esa Constitución están claros los pasos para activar una constituyente. Entre ellos la diferencia entre tener la iniciativa para iniciar la convocatoria y tener la capacidad constituyente originaria para aprobarla.
La maniobra de una Constituyente en vez de hacer las elecciones fijadas por la Constitución, incluye un fraude que sustituye el principio universal fundador de la democracia, un hombre un voto, por la pretensión de Maduro de sectorizar el sistema de elección para que una vaca entre colectivos, misiones. milicianos y organismos del Congreso de la patria produzca muchos votos.
Esta artimaña hay que derrotarla. Sus pretendidos constituyentistas estarán marcados por el hierro candente de una estafa al derecho de todos los venezolanos de elegir y ser elegidos. Su misión será liquidar a la Asamblea Nacional, elegirla por sectores según la viciada práctica corporativa de Mussolini y reunirla una vez cada año, para aplaudir al dictador, como lo hacen en Cuba.
La fraudulenta Constituyente es el fin de la democracia, de la Constitución del 99 y el agravamiento de todos los problemas que estamos sufriendo por quien sabe cuantos años más. La falsa Constituyente es la continuación del golpe de Estado. Es la última traición de Maduro a Chávez y al pueblo que compró un modelo de sociedad plasmado en la Constitución del 99.
Estoy convencido que esta locura institucional no podrá avanzar más allá de las paredes de Miraflores y del entorno de Jaua, Cabello y Maduro, pero en el supuesto negado de que llegase a materializarse, significará el detonante que terminará de expulsarlos del poder. Parafraseando un viejo refrán, ni tan calvo ni con dos pelucas. Nuestro pueblo no es pendejo y entiende muy bien qué significa una Constituyente, cómo y para qué se convoca.
Ojalá funcione la presión interna y externa y terminemos de encontrar una solución pacífica y electoral a la profunda crisis política en el corto plazo. El hecho de que Maduro haya perdido la noción de la realidad no implica necesariamente que todo el PSUV haya sucumbido a sus delirios. Igual, nosotros continuaremos, con la mayoría del pueblo, en las calles de Venezuela exigiendo paz, libertad y democracia, y lo vamos a lograr.
@carlosvalero08