¿Será la Constituyente del presidente Nicolás Maduro el punto de quiebre de la crisis venezolana? ¿Qué rol jugarán los militares? ¿Podrá la oposición forzar unas elecciones generales?
Maduro enfrenta desde el pasado 1 de abril protestas opositoras que exigen comicios generales para sacarlo del poder y que dejan hasta ahora 36 muertos.
En medio de esa ofensiva convocó una “Asamblea Constituyente popular”, según él para resolver un conflicto que se agravó luego de que la oposición asumiera el control del Parlamento en 2016, e inflamado por el colapso económico.
Pero sus adversarios descartaron participar porque la mitad de los asambleístas serán elegidos entre sectores controlados por el chavismo, lo que a su juicio niega el voto universal.
Así, la convocatoria plantea varios escenarios. He aquí los principales:
– Confrontación –
El analista Benigno Alarcón opina que, al cerrar la vía electoral, la Constituyente “agudizará” el conflicto. “La gente seguirá en la calle tratando de generar un cambio político. Esto va a complicar las cosas mucho más”, señaló a la AFP.
Alarcón cree que la intención es generar un “suprapoder”, controlado por Maduro, que asuma las facultades del Legislativo, y también “generar un factor de distracción” para evitar elecciones.
Las presidenciales están pautadas para diciembre de 2018, mientras este año deberían celebrarse las de gobernadores (pospuestas en 2016) y de alcaldes.
“Parece una jugada para distraer la atención y dividir a la oposición, que no funcionará”, comentó a la AFP Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.
Shifter estima que, dada la actual volatilidad, “es difícil imaginar que una Constituyente prospere”.
“Siguen el comportamiento de los enfermos terminales: sé que me voy a morir, pero si vivo un día más es ganancia. Andan en esa filosofía, viendo si sucede algo que los salve milagrosamente: si se descubre la cura, si sube el precio del petróleo”, subraya Alarcón.
Siete de cada diez venezolanos rechazan la gestión del heredero político de Hugo Chávez (1999-2013).
– Implosión –
Las manifestaciones dejan además cientos de heridos y detenidos, de los cuales 73 han sido enviados a prisión por orden de tribunales militares, según la ONG Foro Penal.
Los opositores denuncian una violenta “represión”, pero el gobierno dice que enfrenta el “terrorismo” de una “insurgencia armada”.
La persistencia de las protestas obligaría a Maduro a endurecer las medidas de contención y, eventualmente, podría perder el apoyo de una Fuerza Armada a la que ha conferido amplio poder político y económico. Los militares le han jurado “lealtad incondicional”.
Pero “si las Fuerzas Armadas concluyen que la represión es demasiado costosa y que habría que seguir un camino constitucional para salir de la crisis, es posible que se abran paso unas elecciones generales”, afirma Shifter.
Alarcón cree que el sector militar “está viendo qué tan sostenible es la situación”. No obstante, un quiebre va a depender de la protesta, pues “si la calle se apacigua será mucho más complicado”.
La implosión también podría venir de chavistas contrarios a la Constituyente, según el analista Michael Penfold.
La fiscal general, Luisa Ortega, de línea oficialista, se ha convertido en una piedra en el zapato tras denunciar detenciones arbitrarias y una “ruptura constitucional” por decisiones -anuladas parcialmente- con las que el máximo tribunal asumió las facultades del Parlamento.
– Militarización –
Alarcón no vislumbra un golpe de Estado militar o una guerra civil, pero sí una “militarización” creciente, pues la suerte de Maduro está atada cada vez más a la Fuerza Armada.
“El gobierno depende enteramente de los militares, que fijan las reglas de juego y las condiciones para mantener el statu quo o para cambiarlo. El sector militar decidirá si aquí se va a un cambio o no”, sostuvo.
– Negociación –
Maduro logró sentar a la oposición en una mesa de diálogo a fines del año pasado y desactivar masivas protestas en su contra, luego de que la justicia frenara el trámite de un referendo para revocar su mandato.
Con la popularidad golpeada y la brújula pérdida, la oposición se retiró del proceso auspiciado por el papa Francisco, quien, ante la escalada de violencia, volvió a pedir en estos días una solución negociada.
“Hay fisuras en el chavismo y diferencias en la oposición, pero hay tanto en juego, incluyendo la viabilidad del país, que podría haber un proceso exitoso si hay voluntad por ambos lados. Sin embargo, no será fácil bajo ninguna circunstancia”, anotó Shifter.