5 de la mañana y se escuchan en la calle gritos enfurecidos de voces desconocidas, violentas amenazas, groserías a diestra y siniestra, fuertes golpes de puños coléricos en las ventanas y en las puertas de las casas de familias humildes, “¡abran la puerta o tumbamos esa mi…!”, niños llorando paralizados por el miedo, madres desesperadas pidiendo auxilio, puertas que se abren con miedo y otras que se rompen tras una andanada de patadas bestiales.
Así amanecieron nuestros vecinos chacaoenses de los sectores populares La Cruz y Bello Campo el día lunes 15 de mayo, cuando funcionarios de la Guardia Nacional, del SEBIN y de la Policía Nacional Bolivariana allanaron irregularmente todo su vecindario. ¿El motivo del allanamiento masivo? Estuvo claro desde un principio: criminalizar la protesta pacífica que hoy mismo protagoniza nuestro pueblo en todas las calles del país.
Del operativo irregular queda el saldo de más de veinte personas detenidas, todas ellas inocentes y a quienes se les pretende imputar delitos aberrantes por tan sólo tener en sus casas cosas como: varias botellas vacías, unos pedazos rectangulares de madera con inscripciones que decían “resistencia” y unas mascaras de oxígeno.
Ante la arremetida cobarde contra hogares humildes, los vecinos, armados de valor, pedían que se les presentara las debidas órdenes judiciales que sustentaran jurídicamente el procedimiento, pero la única respuesta que obtuvieron una y otra vez fueron unos gritos amenazantes que decían “¿quieres ver la orden? ¡Esto es una orden presidencial y si te pones cómico te llevamos preso!”. No había orden judicial, ni fiscales del ministerio público ni tampoco testigos. Nada. Lo único que había era por un lado un pueblo indefenso pero valiente, y por el otro un grupo de esbirros enfurecidos por el espíritu libertario que se respira en cada rincón de Venezuela.
Ante este atropello he levantado mi voz en solidaridad con mis vecinos, haciendo visible esta injusticia y acompañándolos en la calle.
La dictadura se sabe acorralada por un pueblo del que abusó hasta hacerlo comer de la basura, y que ahora mismo exige pacífica y democráticamente un cambio. Por eso cada día aumenta la represión, la persecución y la violencia oficial. Sin embargo, paradójicamente, son esas acciones abusivas las que más energía nos da a quienes soñamos con lograr un presente de paz, de bienestar y progreso.
Este no es momento para guardar silencio ni para hacer cálculos personales basados en el miedo, Venezuela y Chacao demandan de sus líderes decisión y valentía. Callar ante lo que pasó el pasado lunes en La Cruz y Bello Campo es no estar a la altura del momento histórico que vivimos, y muchísimo de la confianza de los chacaoenses.
@AlfredoJimenoR
Concejal de Chacao
Voluntad Popular
www.alfredojimeno.com