El miedo y la desolación cubren a Palmira tras la muerte del joven Luis Alviarez

El miedo y la desolación cubren a Palmira tras la muerte del joven Luis Alviarez

Palmira

El miedo, la desolación y la impotencia cubrían los rostros de los habitantes del municipio Guásimos, transcurridas unas horas de la muerte del joven Luis Alviarez y luego de haber comprobado con sus propios ojos cómo quedó la casilla del la Policía Nacional Bolivariana, destruida por manifestantes la tarde del lunes en Palmira, estado Táchira. Así lo reseña La Nación.

Apenas amaneció, un pequeño grupo se acercó por curiosidad al lugar de los hechos; no obstante, la mayoría de vecinos estaban preocupados. No entendían cómo en el centro de la capital del municipio, caracterizada por su tranquilidad, pudo ocurrir esta desgracia, que tiene hoy a esta comunidad de luto.

Palmira amaneció callada en una tensa calma; pero poco a poco la gente fue saliendo de sus casas. Un grupo importante estaba en la plaza. Los rostros de la gente estaban marcados por la indignación y a todo grito pedían justicia y advertían que esta muerte no puede quedar impune.

Otros decidieron colocar en el sitio donde cayó muerto el joven un velón, flores y la camisa azul que llevaba al momento de caer sobre el asfalto luego de recibir el impacto de bala cercano a su pecho y que le causó la muerte; altar que al parecer se mantendrá por nueve noches, se dijo.

Compras nerviosas

Pasadas unas horas, el ambiente de nuevo colmó de nervios a la población. Quienes compraban en los abastos escucharon la voces de un grupo de personas que gritaban: “cierren el negocio, si no lo vamos a saquear”. Simultáneamente un grupo hizo acto de presencia en la estación de servicio de Palmira y gritó: “Cierren, a las dos de la tarde venimos y si está abierta la vamos a quemar”.

“Estamos de luto, no se murió un perro, sino un joven que dio su vida poro este país”, contó un habitante que estaba preocupado por las acciones tomadas sin considerar que pueden causar una tragedia mayor.

Preocupados también estaban los vecinos al escuchar que lanzaban aceite en las calles principales, con el propósito de que las motos se resbalaran.

Ya a las diez de la mañana de este martes el comercio estaban cerrado, y mucha gente resguardada en sus casa, rogando a Dios que nada más pase en Palmira, lugar en donde nunca había ocurrido este tipo de suceso.

Otro vecino contó lo que se había dicho por las redes sociales, que hasta las dos de la mañana se escucharon disparos: “Eso fue falso. Mataron al joven y luego de cierto tiempo, llovió fuerte y todo se calmó”.

Mientras tanto, el dueño de un establecimiento comercial donde venden repuestos para motos, en la calle 2, narró que su negocio fue saqueado: “Llegó un grupo de motorizados y vació el negocio; esto no puede ser”.

Entretanto otro residente del municipio se quejó porque le rompieron todos los vidrios de su casa, mientras la amenazaban diciéndole que volverían de nuevo en la noche para quemarle su residencia.

Pasadas las dos de la tarde de este martes, la gente se mantenía en expectativa esperando la llegada del cadáver del joven fallecido a Palmira y la reacción de la gente, una vez evocara los hechos ocurridos este lunes luego de las cuatro de la tarde, durante el “plantonazo”.

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