El pueblo venezolano abrió sus ojos y tomó la determinación de cambiar por eso nos mantenemos en resistencia, desde las calles de toda Venezuela, exigiendo elecciones generales ya.
Una lucha descarnada por la libertad de nuestro país. Por el futuro de nuestros hijos y nietos. Por el PROGRESO de Venezuela; esa que nos vio nacer y que hoy llora por los excesos de este desgobierno.
Seguimos viendo con horror, cómo mientras millones de venezolanos nos enfrentamos a mano limpia, con la Constitución como escudo, los esbirros del Gobierno, esos que visten el uniforme de la Guardia y la Policía Nacional, se arman hasta los dientes y continúan actuando a traición y con saña contra su propio pueblo, llenando las calles de sangre joven y de injusticia.
Ya son más de 40 los venezolanos que han caído en esta batalla; muertos que no tienen colores ni partidos políticos. Todos son, nuestros muertos. Ni hablar de la detenciones arbitrarias, un número que según el Foro Penal Venezolano, solo desde el 1 de abril llega a 2371 arrestos en toda Venezuela; la mayoría jóvenes que quieren un mejor país y que salen a las calles a labrarlo con una pechera de cartón piedra para intentar protegerse de las balas que disparan los cuerpos de seguridad, pero también los civiles armados patrocinados por el régimen para intimidar y matar, sin castigo alguno.
Por eso, aunque nuestros cuerpos se cansen. Aunque nuestras fuerzas se agoten, seguimos luchando. Tomamos fuerzas y continuamos. Vemos en los ojos de nuestros hijos la esperanza para continuar. Todos somos venezolanos y merecemos un país mejor, porque Venezuela nos pertenece a todos.
Agradecemos a nuestros jóvenes, esos que día a día salen a la calle a continuar la lucha, únicamente con la bendición de sus madres y la promesa de volver para cenar en casa. A esos ángeles venezolanos que solo conocieron este modelo fracasado de gobierno, y que perdieron la vida vilmente a manos de este régimen, mientras sus cabecillas ofrecen a sus hijos una vida en el primer mundo, rodeados de lujos y de hipocresía, alejados del hambre y la desidia, con dinero de los venezolanos.
“¡Es difícil hacer justicia a quien nos ha ofendido!”, diría nuestro Libertador Simón Bolívar.
Por ellos (nuestros jóvenes) y por Venezuela clamamos justicia. Clamamos libertad. Clamamos por un cambio donde todos tengamos la oportunidad de progresa y salir adelante. No podemos abandonar la lucha. No podemos dejar a la deriva a esos muchachos que con gran valentía se han medido ante los compromisos de esta lucha.
Ningún boxeador se ha hecho campeón por abandonar la pelea. Han sido días difíciles, días largos, con amaneceres oscuros. Pero tenemos fe en que más pronto que tarde aclarará la mañana en Venezuela y podremos ver con los ojos claros y esperanzados el futuro prometedor que nos está esperando a la vuelta de la esquina.
No olvidemos que esta lucha tiene propósitos específicos. Queremos elecciones generales este mismo año. Queremos que se abra el canal humanitario. Queremos que se respete la Constitución, la voluntad de nuestro pueblo y a la Asamblea Nacional. Queremos que sean liberados todos los presos políticos, nadie merece estar bajo rejas por pensar distinto.
En Venezuela queremos paz. La Venezuela del futuro lucha por su democracia y libertad.