La sostenida rebeldía popular, la solidaridad internacional y la maldición Dacaburí están volteando el partido. En los últimos días Maduro va de retro. Puede poseer todas las armas y todo el poder inercial que da el control del Estado, pero sus respuestas a la exigencia de elecciones limpias lo despojan de pueblo, razón y legalidad.
Para evitar las pendientes elecciones de gobernadores y no convocar las de Alcalde, la cúpula oficialista ha preferido asesinar. A la violencia armada suma la violencia contra la ley. Apela a una maniobra, fraudulenta en su convocatoria, en su aprobación, en su integración y en la forma de enterrar la Constitución de 1999.
Los magistrados que iniciaron el golpe al Estado de Derecho han sido castigados con la congelación de sus bienes y cuentas en dólares. No podrán seguir comprando a manos llenas en Miami.
La ambigua Constituyente Comunal no levanta. El juicio de gracia lo acaba de emitir la Fiscal General de la República al opinar que no es necesaria ni pertinente. Un segundo poder público, fiel la Constitución, señala que la iniciativa tiene un pie en Miraflores y el otro en el vacío.
El Vaticano ratifica la exigencia de cumplir los acuerdos que Maduro abandonó. La Conferencia Episcopal no apoya una Constituyente al margen de la ley y del sentido común. Tampoco los empresarios, los gremios, los trabajadores, los académicos, nuestros artistas, jugadores de béisbol o la vino tinto.
Fuera del Gobierno y del Alto Mando militar, ¿Quién quiere echar a la basura la Constitución de 1999? Ni siquiera la mayoría de los seguidores de Chávez que sienten que es una traición a su legado, pero no pueden expresarlo.
La cúpula gubernamental tendrá que contentarse con añadir su Constituyente corporativa, censitaria y ventajista al carrito de su cesta de negociación. No podrá marear con diálogos, ni con mediadores todos de su lado, ni con promesas a futuro: cada punto de acuerdo estará atado a un cronograma, a unas condiciones para su realización y al control social de un pueblo que seguirá en las calles.
Freddy Guevara ha abierto públicamente la puerta de esta negociación a los que aún sostienen a Maduro. El principal de esos factores, la FAN, tendrá que escoger entre servir al país o actuar como un ejército de ocupación contra la mayoría de los venezolanos. Para defender los privilegios y los delitos de una parcialidad, ¿van a violar esta Constitución a nombre de una que intentan hacer para constitucionalizar una dictadura?
La mayoría va a vencer porque es el futuro, personificado en los jóvenes y en un nuevo liderazgo en todos los ámbitos de la sociedad, el que está dando la batalla contra los efectos de un pasado que hay que cerrar en paz.
Vamos a unirnos, sin exclusiones, para superar juntos las crisis. No se busca un acto de rendición, sino crear condiciones de convivencia dentro de la recta aplicación de la Constitución vigente. ¿Lo aceptarán a tiempo?
@garciasim