En algunos municipios las instituciones educativas han pedido a sus alumnos llevar un kit de emergencia: una muda, comida, un pañuelo y un aerosol, publica El Mundo de España
Por ANDREÍNA ITRIAGO/Caracas
Hoy hay más razones para protestar que ayer”, decía en Caracas, un hombre de unos 67 años. Hablaba con un grupo de amigos en una tasca italiana, ubicada en la urbanización La Carlota, al este de la ciudad. En el local de al lado trasmitían a todo volumen la final de la Liga Europea. Y, mientras en la televisión se enfrentaban el Manchester United contra el Ajax, no muy lejos de donde comía este hombre con sus amigos, en las calles, se enfrentaban, una vez más, manifestantes de la oposición a Maduro contra las fuerzas de seguridad del Estado venezolano.
El grupo de amigos descansaba tras haber participado desde las 10:00 en una nueva actividad convocada por la Mesa de la Unidad Democrática, en el día 54 de la oleada de protestas que inició en abril. Desde uno de los puntos ubicados al este de la capital, cerca de las 12:00, emprendieron la movilización “en defensa del voto”, hacia la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE), en el centro de la ciudad. El grupo se perdía entre las miles de personas que lograron reunirse, a pesar del cierre de estaciones de Metro y la suspensión de rutas del transporte público superficial, como suele suceder cada vez que la oposición convoca a alguna actividad.
Quienes aprovechan estos eventos para vender gorras, franelas (camisetas) y demás mercancía relacionada con Venezuela, hacían referencia a la cantidad de personas que atendió el llamamiento de los líderes opositores, horas después de los anuncios del martes de la presidenta del CNE, Tibisay Lucena. “Hay mucha más gente que otros días”, comentaban, mientras veían pasar a la multitud.
Entre el gentío estaba el famoso “señor de los papagayos”. Sobre la cometa que hizo especialmente para este día se leía: “Resistencia contra la dictadura o a llorar al valle”. Su mensaje resumía lo que pensaban muchos de los presentes: no abandonar la lucha de calle. Consideraron como un nuevo golpe la celeridad con la que anunció Lucena el cronograma de elecciones para la “inconstitucional” Constituyente, a finales de julio.
Pero, aunque eso los llevó con más fuerza a la calle, este miércoles, en la marcha de Caracas nadie hablaba de ella. Hablaban, en cambio, de la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, y de lo que había dicho mientras ellos caminaban: que, en contra de prohibiciones nacionales e internacionales, el joven Juan Pernalete fue asesinado por funcionarios de la Guardia Nacional, tras dispararle una bomba lacrimógena directamente al pecho; que Pernalete es uno de los 55 muertos que se han registrado en los últimos 54 días -la cifra aumentaría al final de la jornada-; que son mil los heridos y que la mitad de ellos han sido lesionados por el uso de la fuerza de los cuerpos de seguridad del Estado; que algunos de los funcionarios habrían protagonizado saqueos; que hay grupos de civiles armados que actúan antes de que lo hagan los cuerpos de seguridad, que estos están proliferando y que los están investigando; y que el descontento social que ha llevado a la gente a las calles es producto de la crisis económica, la escasez y la inseguridad.
Algunos de los que marchaban podían escuchar la nerviosa voz de la fiscal desde sus móviles y transmitían a sus compañeros inmediatos las informaciones. Muchos habían esperado hasta las 11:00 en sus hogares, con la intención de verla decir todo esto, en vivo y directo. Pero un apagón en varias zonas de Caracas afectó justamente la sede del Ministerio Público, por lo que la esperada rueda de prensa cambió de lugar y hora y, finalmente, coincidió con el desplazamiento de los manifestantes.
No pasó mucho tiempo desde que la fiscal terminó de hablar hasta que comenzó la represión, en distintas zonas de la capital, así como en otras regiones del país. La jornada, en Caracas, terminó con 81 heridos, cuatro de ellos por impacto de bala. Los manifestantes, una vez más, no pudieron llegar a su destino.
Aunque en la capital no hubo muertos, muchos la calificaron como una jornada “de terror”. Pero fue peor en el interior del país, donde se sumaron al menos dos nuevas víctimas mortales.
“Esto es una guerra”
Los amigos que almorzaban en la tasca en Caracas escaparon a tiempo de lo que, quienes vivieron la represión, consideraron una emboscada. Desde el lugar aseguraban que lo que hay en Venezuela, actualmente, es una guerra. Contaban cómo se estaban organizando, en sus distintas zonas de residencia y de trabajo, para enfrentar la situación.
En Chacao, el municipio de Caracas en el que ha habido más enfrentamientos, los vecinos se reunieron el lunes para implementar un plan preventivo de seguridad ciudadana, con base en tres alertas: amarilla, naranja y roja. La amarilla se implementará cuando haya manifestantes y funcionarios de orden público en la zona, así como bombas lacrimógenas; la naranja, cuando estos estén dentro de las instalaciones y haya vecinos afectados por los gases; y la roja, cuando haya incendios, personas armadas, vecinos heridos y daños considerables dentro de las instalaciones.
Las autoridades municipales relacionadas con la seguridad ciudadana recomendaron designar delegados de seguridad, hacer un registro de los habitantes, así como del capital humano disponible capacitado (enfermeras, médicos, paramédicos, bomberos), detectar quiénes son los habitantes más vulnerables (adultos mayores, niños, discapacitados), y tener un plan de comunicación entre los vecinos, entre otras sugerencias puntuales, según el tipo de alerta que se genere.
En algunas urbanizaciones del municipio Baruta, otro de los escenarios de las manifestaciones, ya han implementado con éxito planes similares. Y no se han limitado exclusivamente a zonas residenciales. Algunas instituciones educativas de esta jurisdicción, ubicadas en sitios de conflicto, han pedido a sus alumnos llevar un “kit de emergencia” con una muda de ropa, comida, un pañuelo, bicarbonato o antiácido y un contenedor con aerosol; es decir, lo que llevaría un manifestante que sabe que se va a enfrentar a gases lacrimógenos en una protesta. En Sucre, otro de los municipios afectados, quienes se están organizando son los comerciantes.
Funcionarios que roban en viviendas
Aunque ya van casi dos meses de protestas, muchos consideran estas medidas más necesarias ahora, luego de que el lunes, en los altos mirandinos, una zona cercana a Caracas, funcionarios de distintos cuerpos de seguridad irrumpieran en varias viviendas sin órdenes de allanamiento. Según los relatos de los habitantes de este lugar, los funcionarios destrozaron todo a su paso, robaron dentro de sus hogares y se llevaron detenidas a unas 16 personas, que se sumarían a los más de 200 que detuvieron, nada más en esta “zona de guerra”, en la última semana.
Uno de los hombres que se acercó la tarde de ayer a la tasca italiana, ubicada en Caracas, mostró a los presentes una imagen en su móvil de unas ocho tanquetas y al menos seis unidades que transportaban a decenas de guardias nacionales hacia ésta, su zona de residencia, mientras en la capital se desarrollaba la marcha. “Los altos mirandinos están militarizados”, decía, al tiempo que manifestaba su preocupación por saber si esa noche podría llegar a casa. La semana pasada, en cuatro oportunidades se tuvo que quedar en hoteles en Caracas, donde trabaja.
La actividad de calle de mañana será, precisamente, en esta zona. Hay una “gran marcha contra la represión”, convocada a partir de las 10:00 am. Varios dirigentes de oposición han anunciado que se sumarán a la manifestación. La agenda de la oposición, anunciada en horas de la noche de ayer, incluye otras dos movilizaciones, para esta semana. El viernes saldrán en todos los estados para hacer un llamamiento a las Fuerzas Armadas Nacionales. “Les exigiremos que sean héroes libertadores”, explicó el diputado Freddy Guevara, quien además anunció que el sábado marcharán, a diez años del cierre de la televisión Radio Caracas Televisión, en contra de la censura y a favor de la libertad de expresión.
Guevara explicó a través de un tuit: “Llegó el momento de aumentar la presión y convocar acciones de mayor contundencia”. Para ello, aseguró que la coalición de partidos opositores iniciará una discusión estratégica para acordar la “agenda de lucha” que impida el “fraude constituyente” y permita “lograr la libertad”. Es lo que muchos ciudadanos han estado esperando, desde que comenzaron las protestas.
En Caracas, este miércoles el cielo aguantó el “palo de agua” hasta cerca de las 17:30. La lluvia terminó de dispersar a los manifestantes que aguantaron por unas cuatro horas la represión. Retornar a casa fue toda una odisea para ellos y también para quienes se retiraron a tiempo pero siguieron en las calles, como el grupo de amigos de la tasca. También lo fue para quienes debieron cumplir con su jornada laboral. Los cuerpos de seguridad cerraron las dos vías más importantes de la ciudad: la autopista Francisco Fajardo y la avenida Boyacá.
Mientras intentaban circular por las abarrotadas calles de Caracas, a menos de 10 kilómetros por hora, algunos conocieron una nueva noticia, que fue recibida como un nuevo golpe a la oposición: el máximo tribunal del país emitió una sentencia en contra de ocho alcaldes opositores, en la que les exige prohibir el cierre de vías públicas en sus municipios. De lo contrario, podrán ser penados con hasta 15 meses de prisión.
Precisamente este lunes, uno de los funcionarios afectados, el alcalde del municipio caraqueño de El Hatillo, David Smolansky, denunció a través de su cuenta en Twitter que las trancas que se habían realizado desde la madrugada de ese día en su jurisdicción y en Baruta no habían sido convocadas por la Unidad. Los jóvenes de “la resistencia” ya se han desvinculado de varias acciones de calle, que más bien se sospecha promueve el mismo Gobierno. Hoy, mientras marchan en los Altos Mirandinos, los alcaldes afectados darán a conocer su posición. Lo único seguro es que estas amenazas tampoco enfriarán las calles venezolanas.