No es buen indicio ver a Maduro y a Lucena desesperados por imponer una constituyente a destiempo, sin argumentos válidos y completamente disociada de la realidad venezolana, mientras ignoran con saña los 56 días de protestas en las calles, acentuando el balance de lesa humanidad de 60 seres humanos jóvenes asesinados como enemigos, sin compadecimiento alguno, odio mediante, vidas útiles truncadas con plomo o metras en la cabeza, en el pecho, a quemarropa, armas de guerra de la república disparadas contra niños, jóvenes, mujeres, ancianos, vecinos, que corren y mueren como apátridas sin refugio y sin derechos, por órdenes de un solo hombre que olvidó que es un servidor público y mutó en todopoderoso dictador con derecho a activar el brazo bélico uniformado en tanquetas o de rojo terror paramilitar en motos para someter a 30 millones de venezolanos.
Es la primera etapa de una guerra civil aún no anunciada.
Represión y constituyente van de la mano como una fórmula para partir el espinazo a la voluntad de un pueblo a ser libre, en clara oposición a esta ralea implacable, absorta en su más cínica arrogancia, sorda hasta el infinito, pornográficamente milmillonaria hasta el hastío con los recursos y negocios que llevan a cabo a costa de la miseria y el hambre de todo un pueblo.
Su último golpe contra la democracia, el de esta semana, fue en dos tiempos. Mientras el ángel de la trampa y del guabineo electoral hizo el anuncio de supeditar los cables de unas regionales retrasadas con los de una rechazada constituyente instantánea, Maduro precipitó el chantaje más nefasto de nuestra historia republicana, al pretender cobrar de forma automática y por adelantado un cheque en blanco firmado por él y sus cómplices, bajo la premisa de atornillarse de forma indefinida en Miraflores a pesar del 82% de rechazo en su contra.
Es el zarpazo final de una invasión que comenzó cuando Fidel Castro puso los ojos en Venezuela para apoderarse de sus riquezas en el inicio de la etapa democrática y fue derrotado en Machurucuto, junto a los miles de colaboradores y traidores venezolanos que hoy gobiernan reprimiendo, cambiando nuestra Constitución y entregando en bandeja de plata nuestra nación.
Dos:
Según Lucena la ANC no prevé la participación de los partidos sino entes manejados desde el poder bajo el eufemismo de la iniciativa propia, grupo de electores o sectores previamente estructurados para alcanzar el control del proponente sin una votación universal, directa y secreta, cambiando de forma radical el sistema electoral venezolano y dejando sin representación a las mayorías del país. ¿Importa? Importa poco, porque el país democrático no está dispuesto a avalar este gigantesco fraude.
¿Quién estructuró o inventó este nuevo golpe desde el poder electoral? Las bases establecen dos tipos de elecciones, 176 constituyentes que serían escogidos por un método electoral por sectores y 364 por un método territorial, para un total de 540 constituyentes que podrán destruir toda la Constitución y asumir otra, cambiando las reglas de juego y cambiando el país, lo que podría significar la segunda etapa de la guerra civil más cruenta y sin precedentes en la historia venezolana bajo los designios del plan Zamora, porque 2 constituciones no caben en un mismo país y la letra no entra con sangre en 30 millones de personas.
Sin embargo no tenemos duda que seguirán adelante en su tiranía, llevar adelante su proyecto eliminando gobernaciones y alcaldías, prohibiendo el derecho a disentir so pena de torturas, cárcel y expropiaciones para cualquier ciudadano que se rebele. Eliminarán el voto y el CNE para suscribirse a una constitución comunista, entregando no solo los amasijos de lo que fuera un país próspero, sino la inteligencia, mano de obra y futuro de nuestros jóvenes que intentarán esclavizar al mandato de La Habana para instaurar una dictadura legalizada solo por sus acólitos. Subestiman que afuera hay todo un país como Esparta, dispuesto a morir por su libertad.
La mala noticia para este grupo de tiranos es que el caballo de troya de la constituyente está al descubierto. Su pretensión de secuestrar todo un país y esclavizar su gente es un crimen en flagrancia ante los ojos del mundo. Los mismos seguidores del chavismo saben que Maduro es insostenible en el poder y que su misma creación acabará con la poca legitimidad que aún le queda.
@damasojimenez