Los presos políticos venezolanos emitieron una carta dirigida a la Conferencia Episcopal de Venezuela para alertar sobre la tortura y tratos crueles a los que están siendo sometidos las personas detenidas durante las más recientes protestas en Venezuela.
Nota de Prensa
“En esta oportunidad no pedimos por nosotros sino por aquellos que apenas se inician en este calvario. Están torturando a un gran número de los venezolanos que están siendo detenidos en las protestas, actualmente en curso. Es urgente arrojar luz y palabra sobre este hecho para que sea conocido por el país y el mundo. Los detenidos son generalmente aislados e incomunicados por varios días, por lo que la mayoría de los casos de tortura no son reflejados en la prensa o las redes. Los manifestantes son golpeados, electrificados, amarrados y asfixiados, sin que sus abogados ni familiares puedan tener acceso a ellos”, dice la carta.
Además, detallan que muchos de los nuevos presos políticos torturados optan por el silencio posterior por temor a mayores represalias. “Pero la tortura, la incomunicación y la falta de defensa legal en las primeras horas de detención constituyen violaciones graves a los derechos humanos y pedimos a sus excelencias denunciarlo con contundencia”.
Ante esta situación, los presos políticos le solicitaron a los obispos venezolanos “que trasladen esta realidad al Santo Padre, Francisco. Porque no basta con llamar a la paz y al diálogo, como quien está frente a una batalla equilibrada entre fuerzas con igual aptitud para la violencia. No aplica la equidistancia frente a Venezuela, porque lo que ocurre aquí es la imposición de una minoría con equipos de guerra, frente a una mayoría civil y desarmada. Esto no es un desencuentro sino un genocidio y no hay mejor manera de ser cómplice, que desnaturalizando el alcance de la tragedia”.
Sobre la Constituyente Comunal
En la carta entregada a los obispos venezolanos, los presos políticos también hicieron mención a la Constituyente Comunal planteada por el presidente Nicolás Maduro.
“Advertimos a la Iglesia venezolana, de la necesidad de enfrentar juntos y sin vacilación el peligro real y quizás definitivo de la Constituyente. Las bases comiciales planteadas por el Presidente Maduro atentan gravemente contra la Constitución, los tratados internacionales y el sentido común. Se vulnera la universalidad del voto, al otorgar a ciertos sectores una representación desproporcionada, capaz de alterar la mayoría”.
La misiva entregada destaca que los presos políticos seguirán luchando por Venezuela. “Que nadie se equivoque, no nos vamos a callar, ni presos, ni aun muertos, porque las ideas pueden volar sobre los sepulcros”.
A continuación la carta entregada a la Conferencia Espiscopal Venezolana:
Rogamos a Dios que estas líneas los encuentren serenos y que junto a ellas reciban el respeto y la admiración con las que han sido escritas. En nombre de los presos políticos que suscribimos el presente documento, nos dirigimos a ustedes en la oportunidad de denunciar las graves violaciones de los derechos humanos, sufridos por los detenidos en las recientes manifestaciones en todo el territorio venezolano.
Somos conscientes de los valiosos esfuerzos de la Iglesia Católica venezolana, en relación con nuestra liberación. Reconocemos la apertura con la que nos han recibido y la paciencia con la que han estudiado nuestros casos, en los meses pasados. Nos reconforta saber que están al tanto de las injusticias que vivimos a diario y que hayan alzado la voz en pro de la mejora de nuestras condiciones de reclusión y de la celeridad y legalidad de nuestros procesos judiciales. Sin embargo, no podemos dejar de insistir en que este mensaje está cargado de dolor humano. Viene acompañado del olor a la prisión, del encierro en calabozos sin ventanas, y de las lágrimas por ver marchar a nuestros hijos y padres caminando de espaldas por pasillos de rejas infinitas. En definitiva, esta carta esta llena de lo que sufren los valientes en los calabozos de las dictaduras.
Pero en esta oportunidad no pedimos por nosotros sino por aquellos que apenas se inician este calvario. Están torturando a un gran número de los venezolanos que están siendo detenidos en las protestas, actualmente en curso. Es urgente arrojar luz y palabra sobre este hecho, para que sea conocido por el país y el mundo. Los detenidos son generalmente aislados e incomunicados por varios días, por lo que la mayoría de los casos de tortura no son reflejados en la prensa o las redes. Los manifestantes son golpeados, electrificados, amarrados y asfixiados, sin que sus abogados ni familiares puedan tener acceso a ellos. Y aun muchos optan por el silencio posterior, por temor a mayores represalias. Pero la tortura, la incomunicación y la falta de defensa legal en las primeras horas de detención constituyen violaciones graves a los derechos humanos y pedimos a sus excelencias denunciarlo con contundencia.
Los detenidos defienden causas nobles. Son brutalizados por estar junto a los venezolanos que tienen hambre como ellos mismos. Su rabia es la de millones, que
han sido estafados por la corrupción. Sus esperanzas son de los que duermen en casas de lata, pero sueñan con sus hijos de toga y birrete. No, no son criminales sino hombres y mujeres que se reconocen en el otro y que no han sido indiferentes a su miseria. Están encerrando a muchos de los mejores venezolanos y no lo podemos permitir.
En consecuencia, rechazamos la ferocidad con la que la Fuerza Armada se ha cebado en contra de venezolanos desarmados. Repudiamos el terrorismo de Estado y la dotación de armamento de guerra a colectivos paramilitares, que operan matando manifestantes ante la desvergüenza de soldados amedrentados por el sistema. Y lloramos a nuestros jóvenes héroes, diciendo jóvenes no en perjuicio del resto de la población que también se rebela, sino en atención al despropósito histórico de un gobierno con la sádica predilección de matar gente que está empezando la vida.
Pedimos a ustedes, los obispos de esta tierra, que trasladen esta realidad al Santo Padre, Francisco. Porque no basta con llamar a la paz y al diálogo, como quien está frente a una batalla equilibrada entre fuerzas con igual aptitud para la violencia. No aplica la equidistancia frente a Venezuela, porque lo que ocurre aquí es la imposición de una minoría con equipos de guerra, frente a una mayoría civil y desarmada. Esto no es un desencuentro sino un genocidio y no hay mejor manera de ser cómplice, que desnaturalizando el alcance de la tragedia. Por tanto, oramos por y con el Papa, para que se mantenga siempre firme frente al poderoso y tierno frente al débil. Tal y como llevó su pasión el cristo crucificado.
Seguidamente, advertimos a la Iglesia venezolana, de la necesidad de enfrentar juntos y sin vacilación, el peligro real y quizás definitivo de la Constituyente. Las bases comiciales planteadas por el Presidente Maduro atentan gravemente contra la Constitución, los tratados internacionales y el sentido común. Se vulnera la universalidad del voto, al otorgar a ciertos “sectores” una representación desproporcionada, capaz de alterar la mayoría. Esta constituyente sectorial no es sino un modelo Corporativo de Estado, de estilo medieval, superado en todos lados salvo en Cuba y otras pocas islas en el tiempo. Pero lo más peligroso es que, en la práctica, ni siquiera será la totalidad de los jubilados, trabajadores, campesinos o consejos comunales los que elegirán a los constituyentistas, sino aquellos que sean seleccionados de entre ellos, por el gobierno nacional. Me explico mejor, las bases iniciales establecen que el registro electoral sectorial se basará en la información suministrada por el propio ejecutivo. Es decir, el gobierno de Maduro podrá crear un registro electoral sin ninguna auditoría externa.
Por otra parte, las bases comiciales plantean una municipalizacion de la representación, más propia de las cortes de los reinos absolutos que de las repúblicas contemporáneas. Y es que al desvincular la representación al criterio poblacional, termina otorgando más peso político a muchos estados vagamente habitados que a las grandes concentraciones humanas. Así, por ejemplo, el Presidente ha propuesto que Apure tenga más representantes de Caracas y que Portuguesa tenga los mismos que Carabobo, pese a sus evidentes desigualdades poblacionales. Conviene recordar la sangre que costó a la civilización occidental lograr la aceptación del principio de un “elector un voto”, que reconoce que ningún ciudadano tiene más peso que otro frente al Estado.
Finalmente, llamamos la atención sobre el contexto político en el que se convoca a una Constituyente exclusiva y a la medida. Y la verdad es que la sociedad venezolana avanza rápidamente hacia el desastre, lo cual sólo puede empeorar a la luz de la destrucción ex-profeso del orden democrático constitucional. Se impone una Constituyente de soviets cuando no hay comida ni medicinas. En el preciso momento en el que ya ni la represión puede imponer el orden, porque el cristal del miedo fue roto gracias el descaro y el cinismo del gobierno. Cómo va a haber constituyente si no son capaces ni de lograr una estabilidad mínima en el país, si han perdido el control de la historia. No, imponer los soviets en este momento sólo crispará más los ánimos y generará más confrontación. Que nadie se equivoque, no nos vamos a callar, ni presos, ni aun muertos, porque las ideas pueden volar sobre los sepulcros.
Por todo lo anterior, pedimos a los Obispos que sigan cargando la cruz de los venezolanos más urgidos por el hambre. Que laven las heridas de los que sufren dolor físico en nuestros hospitales, sin consuelo ni medicinas. Monseñores, pinten sus sotanas de tricolor y salgan a marchar para secar el sudor a quienes cargan el madero, esta vez disfrazado de escudos rudimentarios hechos con el mismo material que los sueños. Y sobre todo, sus excelencias, den la batalla interna para que la desinformación de la diplomacia chavista no nuble la compresión de Roma, sobre los tristes hechos de Venezuela.
Rogamos en nombre de quienes serán brutalizados hoy. De quienes dormirán por primera vez en prisión, que denuncien expresa y contundentemente la tortura contra los detenidos en protesta y la imposición de procesos judiciales militares contra hermanos civiles venezolanos
Cristo guarda para nosotros el reino de Dios y la vida eterna.
!Qué promesa tan extraordinaria!
Quien sigue su camino, por tanto, no tiene miedo. Adelante.
Presos Políticos Venezolanos