Venezuela no necesita una nueva constitución en 2017, sino que se respete y cumpla la constitución de 1999, que contiene los mecanismos necesarios para restablecer la institucionalidad y crear condiciones para el bien común inmediato. La constitución es la base sobre la que estamos integrados y sostenidos como nación y en los oscurecidos momentos que vivimos es el único instrumento válido que nos permite forjar los escenarios necesarios para el cambio que reclama el país.
Al leer con detenimiento opiniones de sectores vinculados al ejecutivo nacional, se entiende que ellos mismos han expresado que no se necesita una nueva constitución, y plantean la necesidad de un espacio para la interlocución política, cosa imposible de lograr a todas luces con una Constituyente devenida y condenada a la unilateralidad en sus formas y fondo, en su convocatoria, integración y visión. Visión que responde a la concepción y perspectiva de una de las partes, y si es de un sola de ellas es imposible que contribuya en absoluto con la paz de la nación, y si no contribuye con la paz de la nación, solo suma a la agudización del conflicto político.
En las familias venezolanas se habla y se comprende la delicada situación institucional del país, está claro que un proceso constituyente para que sea solución debe nacer de una causa política de consenso nacional, no de la imposición. Para que la Constituyente sea tal, al principio y al final debe ser sometido todo absolutamente todo lo que de allí se espera a la consulta de los venezolanos convertidos en poder originario, a esas condiciones no podemos renunciar y no vamos a renunciar.
Nuestros argumentos son sólidos por eso nos oponemos y rechazamos la convocatoria a una ANC, porque carecería de legitimidad en su base democrática, y debemos entender y asumir todos, el deber de posicionar expectativas de solución al conflicto y no de agravamiento.
Requerimos una solución política, no posiciones intransigentes que arruinen las instituciones y nieguen los principios democráticos, necesitamos por ejemplo un cronograma electoral creíble, amplio y preciso, libre de incertidumbres, para que exista evidencia que el país no ha renunciando a resolver sus profundas diferencias por vías electorales. Las heridas son suficientemente graves ya, y al borde del abismo debemos encontrar las fuerzas, la inteligencia suficiente que nos evite la profundización del caos y la pérdida de la democracia como valor fundamental de nuestra nación. Dios nos Bendiga a todos, Dios Bendiga a Venezuela.
Nota de Prensa