¡Que María Corina no llegue a Barinas!, por @carlosfloresx

¡Que María Corina no llegue a Barinas!, por @carlosfloresx

 

 

María Corina Machado acompañó a los manifestantes desde Altamira
María Corina Machado acompañó a los manifestantes desde Altamira

 





Jueves 8 de Junio. 2017. Autopista Regional del centro. El mismo caos. Madre sol.  La rutina del asfalto que, con la anticipada violencia de una ruleta rusa, nos calamos los cientos de miles… ¿millones?, de venezolanos, extranjeros, extraterrestres y cualquier tipo de entidad que deba trasladarse por el territorio nacional desde y hacia alguno de los puntos a los que la ARC lleva con no poco tormento. Es así. Es salir y no saber qué pasa: el choque, el hueco, el choro, el choro, el otro choro, el amigo del choro… el gobierno… los más choros.

Pero siempre hay una explicación, insana y hasta sangrienta, para que el tráfico en la ARC se convierta en esa pesadilla estilo Mad Max, donde todo, hasta la supervivencia, está en juego.

Entonces este jueves no era diferente. La tranca en Aragua, sentido Valencia. Nada que se mueve. La gente se obstina. Pierde la paciencia. Se arrecha. Y como están las cosas en el país, la paciencia es otro bien en vías de extinción.

 

Pero no hay choque… o al menos no se ve a lo lejos. Tampoco están reparando la vía. O lo que sea que hagan cuando guisan con algún enchufado que está echando asfalto en algún lugar donde ni el asfalto puede ayudar.

 

No hay nada de eso. Luego el tráfico corre. Un respirón. Inhalas. Todo estará bien. Pero no. Nada. Otra vez inmovilidad. Y por allá adelante, sale de una camioneta, María Corina Machado, que se queja igual que todos los demás. Y aparecen funcionarios del Sebin y esa plaga que uno llama “colectivos”, palabra hermosa, realmente, para etiquetar a las pandillas de malandros, matones y demás bicharracos que reciben apoyo y mucho más por parte del régimen.

 

María Corina se planta. Los efectivos de la Guardia Nacional no saben qué hacer. Por estos días las órdenes que reciben son tan extrañas que ya no saben qué es más peligroso: cumplirlas o no.

 

Entonces todo se torno feo. Esbirros de la dictadura destrozan los cauchos de la camioneta que transporta a María Corina y algunos miembros de Vente Venezuela. Y todo ocurre mientras la cola llega desde el estado Carabobo (pasando el funesto túnel de la Cabrera) hasta solo Dios sabe qué parte de Aragua. Y no es un ratico. Esto lleva horas.

 

¿A dónde va María Corina? A Barinas. Pero todo parece indicar que ella no es tan venezolana como para poder atravesar los estados Aragua y Carabobo… pero, al parecer ninguno de nosotros tampoco lo es. Me explico, esta gente ha llegado a unos niveles de miedo, de pánico, que cierran la Autopista Regional del Centro, para que María Corina Machado no hable en Barinas de ese tema tabú, que es la libertad… pero no la cierran solo para ella sino para los miles y miles y más miles de ciudadanos que debemos (aunque no queramos) usarla… usarla para trabajar, lidiar con responsabilidades, ayudar a enfermos o simplemente, salir con la novia a donde a uno le dé la gana.

 

Señores, así, como un perro que busca su rabo y cree que éste es el culpable de todo, se mueven estos “revolucionarios”; insólita absurdez infantil mezclada con fuerza bruta, ruindad y bajeza…

Luego unos mototaxistas ayudan. Dan la colita a María Corina y su gente. Una grúa se lleva la camioneta. Sebin sigue presente, ahora más que nuca. Se multiplican. Llegan más… ¿o acaso son “colectivos”? ¡Baj! Sebin, colectivos, milicias, UBCH no sé qué cosa, son básicamente la misma plaga: oscuros dedos de una gran mano peluda, que está a punto de ser amputada, para que no siga contagiando su infección al resto de una anatomía –hermosa por naturaleza- llamada Venezuela.

 

El triste show de represión llega a la mini estación policial del peaje de Guacara. Nuevamente el discurso de: mi superior dijo esto o aquello y yo cumplo órdenes. Y son los mototaxistas los que posteriormente son acosados. Nos los quieren dejar ir. Los PN roban las llaves de la grúa que llevaba la camioneta van que transportaba a María Corina. Y entonces uno de estos matones de camisa roja, no sé, “colectivo jalabola”, se me acerca y pregunta si estoy grabando. Claro, no lo hace amablemente. Lo hace como buen hijo de… Chávez, que es.

 

Y frente al peaje aparece otra enorme cola en dirección a Valencia. ¿Otra más? ¿Y ahora qué? Vaya casualidad, hay una gandola estacionada –mas NO accidentada- bloqueando el tráfico a Valencia. ¿Cómo es eso? Exactamente así. PNB sentados en sus motos, junto a una gandolota que está atravesada en medio de la autopista… y la cola… bueno, la cola es horrible. Y horrible se siente cada uno de esos conductores. ¿Sabrá alguno de ellos que todo se debe a que los dictadores tienen miedo de ver a María Corina o algún otro político decir lo que no se supone que debe decir en el glorioso estado donde nació el que ya está muerto? ¿Sabrá alguno de ellos que sus vidas, sus problemas, sus sueños, sus rabias, su dolor, su impotencia y su futuro, no les importan en absoluto a ninguno de los que hoy secuestran el poder en Venezuela?  Sí, yo creo que sí lo saben. Y cuando veo lo que hemos atravesado estos últimos dos meses, estoy seguro de que lo saben. Saben que los tiranos reaccionan así cuando se saben moribundos… que patalean y arañan como bestias salvajes, cuando se van quedando solos y la noche se pone fría y oscura.

Ellos lo saben.

Saben que los ciudadanos les estamos dando hasta por la cédula.

Saben que gente como María Corina no necesita una pistola. Porque la razón y el ímpetu por la libertad, acaban con todo… esperen y verán. Ellos serán los próximos.

 

Carlos Flores