Pedro Carmona Estanga: ¿En manos de quién estamos?

Pedro Carmona Estanga: ¿En manos de quién estamos?

Pedro Carmona Estanga
Pedro Carmona Estanga

 

Venezuela atraviesa por el momento más doloroso y complejo de su historia contemporánea. El país ha sufrido dictaduras en el pasado, pero jamás habían alcanzado niveles tales de corrupción, incompetencia, crueldad, de entrega a intereses foráneos y propósito de erradicar el sistema republicano para sustituirlo por uno de inspiración comunista que crearía un “orden y un hombre nuevo”, asfixiando libertades y derechos fundamentales.

Recapitulemos para conocer bien, en especial fuera de Venezuela, en manos de quién estamos:





1. De una camarilla que contrariamente a lo que expresa, está integrada por no más de 50 personas que sojuzgan a 30 millones de venezolanos que anhelan paz, democracia, libertad y restablecimiento de la calidad de vida, en un país que fue de oportunidades y que ha sido destruido, desinstitucionalizado y llevado a la bancarrota.

2. De una camarilla que no resuelve los problemas estructurales de la pobreza, sino que necesita de los pobres para hacerlos depender de las limosnas de un Estado macrocefálico, omnipresente, intervencionista, corrupto e ineficiente. Voceros del régimen han afirmado que los pobres son más leales al chavismo, cuando en realidad lo que son hoy es miserables, sin que el acceso a fuentes de trabajo estables, a la alimentación o salud, les permita una vida digna. Y como aditamento, se ha golpeado con revanchismo y odio a la clase media, a la que denominan burguesa o escuálida, hasta llevarla a la pauperización.

3. De una camarilla que disfruta de la arbitrariedad, el abuso de poder, que desconoce los más elementales principios del Estado de Derecho, bajo la consigna de que la revolución está por encima de la Constitución, y que todos los poderes públicos tienen que estar sin vacilación al servicio del proyecto totalitario. Los ejemplos abundan, pero el más reciente y ejemplificador es el de la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, quien de ser un pilar fundamental del sistema ha pasado a ser una traidora execrable, merecedora de la guillotina, por cuestionar los excesos represivos del gobierno y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente comunal, sectorizada, que borraría todo vestigio de democracia, oposición y las formas republicanas de gobierno, negando la atribución constitucional del pueblo, único depositario del poder constituyente originario, a autorizar mediante referéndum cualquier iniciativa de convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

4. De una camarilla que se solaza con la diáspora de más de dos millones de venezolanos que han huido de la tiranía, en búsqueda de libertad, oportunidades, alimentos y educación para sus hijos. “El que no esté de acuerdo que se vaya, que yo me quedo con el pueblo” decía Chávez. Se ha perdido parte fundamental del talento humano que tanto costó formar y que ahora sirve en diversos países del mundo, mientras se deteriora al sistema educativo aceleradamente, y se han perdido decenas de miles de calificados docentes.

5. De un régimen que desde hace 18 años ha entregado la soberanía nacional en manos de Cuba, del Foro de Sao Paulo y que favorece a otros intereses de la izquierda radical mundial, incluyendo movimientos representativos del integrismo islámico. A confesión de parte, relevo de pruebas: Maduro admite públicamente que las decisiones estratégicas “las tomamos en Cuba”, lo que sería suficiente para considerarlo traidor a la patria, y no lo que suele hacer el régimen con todo el que se declare contrario a su oprobioso sistema.

6. De un régimen que, entre torpeza, incompetencia y políticas explícitas, ha destruido a la iniciativa privada a través de expropiaciones, intervenciones, controles e incautaciones, llevando la cifra de cierre o salida del país de empresas a un 70% de las existentes en 1998.

7. De un gobierno que propicia el aislamiento creciente de la nación, como se evidencia con la decisión del retiro de la OEA, de los acuerdos de Derechos Humanos, de la Comunidad Andina (CAN) y del Grupo de los Tres (G-3), amén de la suspensión del país del Mercosur, privilegiando sí la creación de organismos politizados, el respaldo a movimientos afines al socialismo del siglo XXI, o comprando voluntades de países necesitados del Caribe a través de Petrocaribe. Con todo, la dictadura está generando el creciente repudio de gobiernos, parlamentos, dirigentes políticos, y de la opinión pública internacional. A manera de ejemplo, en Colombia todas las encuestas de opinión muestran un rechazo hacia Maduro del orden del 95%.

8. De un régimen que ha destruido a la otrora poderosa PDVSA, convirtiéndola de la segunda empresa energética del mundo en una empresa paria, endeudada, sin inversión, exprimida al extremo, llegando a vender bonos al 30% de su valor con un detrimento patrimonial a la nación inaceptable, mientras liquida activos en el exterior o pignora acciones de Citgo a compañías rusas, en otras palabras, raspando la olla. El resultado es que el país se ve obligado a importar combustibles, las refinerías operan al 40% de su capacidad, y la producción según cifras de la OPEP, no llega siquiera a los 2 millones de barriles al día.

9. De un equipo económico incapaz de rectificar los graves errores de política que comete, entre ellos subsidios incomensurables a la gasolina y a los servicios públicos, emisiones inorgánicas del BCV que sirven de combustible a la hiperinflación, y una política cambiaria que no da pie con bola, como lo evidencia el hecho de que la paridad en el mercado paralelo se encuentra en 7.107 Bs. por US$ contra 10 Bs. en el mercado oficial, 710 veces más, capaces de enriquecer como por arte de magia a cualquier funcionario o allegado al gobierno que pueda acceder a divisas para importar con sobreprecios o realizar importaciones ficticias.

10. De un desgobierno que compra armamentos inútiles y equipamientos sofisticados para la represión por un valor acumulado de por lo menos 20 mil millones de dólares, mientras el pueblo hurga en las basuras en búsqueda de alimentos para no morir, el sistema de salud y distribución de medicamentos colapsa, y donde el promedio de peso del venezolano es inferior en 8 kilos al de décadas anteriores.

11.De un régimen que miente y engaña como política de Estado, que ejerce una hegemonía informativa, que reprime sin misericordia a la disidencia, la descalifica, anula o no otorga pasaportes a quien le venga en gana, inhabilita a líderes políticos a su antojo, los apresa, roba las pertenencias a jóvenes manifestantes, los tortura, viola a muchachas detenidas, usa armas letales contra las protestas, maltrata a Diputados, y que ha asesinado en esta etapa a cerca de 80 personas que se suman a las centenas que han caído en el pasado, que hiere y detiene a miles de personas y arremete contra viviendas particulares, colegios, universidades, centros de salud, sin órdenes judiciales. Y donde caen víctimas del hampa desbordada cerca de 30.000 personas por año, cifra peor que en cualquier guerra.

12. De un régimen involucrado en descarados saqueos al patrimonio nacional, donde sus altos funcionarios roban, especulan, cobran comisiones por toda compra o simple papel que se mueva en el territorio nacional, y se enriquecen hasta con los alimentos que se importan, pues se sabe que los sobreprecios en la compra de comida superan el 100%.

13. En fin, de un régimen ignominioso, sin límites ni escrúpulos, que desconoce abiertamente la voluntad popular y la letra de la Constitución considerada el legado de Chávez, que alberga y ampara en el territorio nacional a guerrilleros e irregulares colombianos con los cuales es socio en el negocio de la droga, que arma y financia a colectivos paramilitares violentos para que defiendan al gobierno, que permite que extranjeros que detentan documentos de identidad venezolanos se disfracen de Guardias Nacionales para segar la vida de jóvenes que luchan por la libertad de nuestra sufrida patria. Pero el momento ha llegado. El país tomó la calle y está en pie de lucha desde hace más de 70 días, con una juventud y un pueblo dispuestos a ofrendar sus vidas por la libertad, rescatando la letra del himno nacional en sus estrofas: “Gloria al Bravo Pueblo, que el yugo lanzó”… “¡Abajo cadenas! gritaba el señor, y el pobre en su choza libertad pidió”…” “Gritemos con brío: ¡Muera la opresión!, Compatriotas fieles, la fuerza es la unión”… “Y desde el Empíreo el Supremo Autor, un sublime aliento al pueblo infundió”…“Y si el despotismo levanta la voz, seguid el ejemplo que Caracas dio”. Pues digámoslo: el Supremo Autor está de nuevo del lado de la libertad y no del despotismo, e infunde su aliento a la rebelión cívica contra la tiranía.

Venezuela no merece ser gobernada por un régimen forajido, fallido, totalitario, una narcotiranía entregada a intereses extranjeros y al crimen organizado. Es necesario mantenerse en pie de lucha para impedir la instalación de una Asamblea Constituyente popular ilegítima que arrasaría con los vestigios de democracia en el país para implantar el estado comunal, que es al Socialismo del Siglo XXI lo que los “soviets” significaron para la Unión Soviética, y extinguiría el voto universal, directo y secreto, y limitaría las libertades y la propiedad privada, dando paso al absolutismo, en un engaño similar al de la dictadura del proletariado. Ánimo jóvenes guerreros libertarios y compatriotas, el fin está cerca. Los venezolanos no podemos mostrar ni un minuto de indiferencia ante la rebelión constitucional no violenta en marcha, pues ella marcará por siempre el futuro de nuestra amada patria. Gloria a la valiente juventud venezolana y a la memoria de los caídos, cuyo solo recuerdo nos desgarra el corazón.

“Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios”