El opositor ruso Alexei Navalny fue condenado a 30 días de cárcel este lunes tras una jornada de movilización de sus partidarios, marcada por cerca de 1.500 detenciones en toda Rusia.
AFP
Un tribunal de Moscú acusó al bloguero anticorrupción, de 41 años, de convocar las manifestaciones no autorizadas que llevaron a miles de rusos a las calles en numerosas ciudades desde Vladivostok (este) hasta el enclave de Kaliningrado, a orillas del mar Báltico.
“No sólo han robado a todo el país, sino que por su culpa me voy a perder el concierto de Depeche Mode en Moscú”, a principios de julio, ironizó el opositor en la red social Twitter, después de que el tribunal le impusiera la mayor condena prevista para el delito que se le reprochaba.
Navalny, que espera presentarse contra Vladimir Putin en la elección presidencial de marzo próximo, había sido detenido a la salida de su domicilio moscovita cuando se dirigía hacia una manifestación no autorizada en la avenida Tverskaya, amplia vía que conduce al Kremlin. Compareció ante el juez este lunes por la tarde.
Miles de personas -4.500, según la policía- acudieron a esa protesta al grito de “¡Rusia sin Putin!” o “¡Putin, ladrón!”.
Tanto en Moscú como en las ciudades de provincia, las fuerzas antidisturbios respondieron con firmeza, recurriendo a sus porras para dispersar a los manifestantes y llenando autobuses con los detenidos.
La oenegé rusa OVD-Info indicó que al menos 823 personas fueron detenidas en Moscú y unas 600, en San Petersburgo, según un balance provisional. Horas antes, había informado de un centenar de arrestos en ciudades de provincia como Norilsk (norte) y Sochi (sur).
La Casa Blanca condenó “con vigor” esos arrestos y reclamó la “liberación inmediata” de los manifestantes. “Los rusos merecen un Gobierno que respalde (…) la posibilidad de ejercer sus derechos sin temor ni represalias”, declaró su portavoz Sean Spicer.
El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, expresó “su preocupación” por lo ocurrido en Rusia, y la oenegé Amnistía Internacional denunció “escenas alarmantes” de detenciones y violencia hacia los manifestantes.
“Queremos alternancia”
En Moscú, la concentración prevista a media jornada había sido autorizada en el noreste de la ciudad, pero Alexei Navalny decidió unas horas antes desplazarla a la calle Tverskaya, donde se habían organizado actividades de animación relacionadas con el día festivo.
Según el opositor, el ayuntamiento de Moscú trataba de impedir a todos los proveedores que le alquilaran un escenario y equipos de sonido.
La policía de la capital advirtió que “toda provocación perpetrada por los manifestantes sería considerada como una violación del orden público y será inmediatamente reprimida”.
Pero los manifestantes respondieron a la convocatoria del opositor: “Es obvio que iban a detenernos inmediatamente”, reconoció Igor, de 16 años, que llevaba una pancarta (“La corrupción roba el futuro”) y se dijo dispuesto a ser arrestado. “Queremos alternancia como en todos los países normales”, añadió.
El opositor número 1 del Kremlin ya consiguió que decenas de miles de personas se manifestaran el 26 de marzo, en toda Rusia y especialmente en Moscú, donde la protesta no estaba autorizada.
Esta movilización de marzo, de una magnitud inédita, se produjo tras la publicación por el entorno de Navalny de una película de investigación en la que se acusa al primer ministro Dmitri Medvedev de encabezar un imperio inmobiliario financiado por oligarcas.
La policía detuvo entonces a más de 1.000 personas, entre ellas Navalny, que pasó 15 días entre rejas. AFP